"La impunidad se disfraza de apellido ilustre": el abogado de Isabel Frías Silva expuso detalles del caso
Jorge Lobo Aragón expuso un escrito sobre la familia Frías Silva en el que habla de secretos del caso.
La familia Frías Silva está envuelta en un escándalo atravesado por una historia de poder, silencios y traiciones, que tuvo un nuevo capítulo este martes, luego de que Jorge Lobo Aragón publicara un extenso escrito en el que eximió detalles del caso.
El escrito de Jorge Lobo Aragón sobre la familia Frías Silva:
Como abogado de Isabel Frías Silva, y bajo mi absoluta y exclusiva responsabilidad, vuelvo a hablar públicamente. No lo hago por gusto ni por exhibicionismo, sino porque ya no es posible callar. La violencia que proviene de propios hermanos y sobrino, cuando defraudan y ejercen violencia de género, deja de ser un tema privado para transformarse en un asunto de justicia y de sociedad.
Muchos me interpelan: "¿Por qué ventilar cuestiones de familia? ¿Por qué sacar los trapitos al sol?".
La respuesta es sencilla: porque el silencio es cómplice. Porque mientras se calla, ellos se burlan, exhiben cargos y amistades con las que dicen poder torcer a la Justicia; porque declaran sin pudor en programas periodísticos las riquezas que ostentan, inauguran nuevos locales y emprendimientos, y se pavonean de bienes que jamás compartieron con sus dos únicas hermanas mujeres.
Y cuando, después de años de no repartir dividendos, conceden una miga, lo hacen con la soberbia del poderoso que se cree dueño de todo. Desde 2014 y 2015 se suceden apelaciones y dilaciones en los procesos civiles, penales y de familia. Piden suspensiones para evitar el juicio oral, mienten descaradamente, y ni siquiera el Interventor designado consigue que cumplan con lo que corresponde.
La impunidad se disfraza de apellido ilustre y pretende naturalizarse como si fuera un derecho hereditario. Lo esencial no puede olvidarse: Isabel Frias Silva y su hermana, únicas mujeres accionistas, fueron apartadas sistemáticamente de las sociedades familiares, de los dividendos, de las decisiones y hasta del conocimiento del patrimonio real.
Y ese patrimonio no es un secreto: tierras en la Avenida Perón de Yerba Buena alquiladas y arrendadas a precios irrisorios; fideicomisos disfrazados; Cotos de caza, numerosos tambos y hoteles en Tafí del Valle; sembradíos de papa semilla y producción de quesos de alto valor; un gimnasio monumental donde funcionaba la Terraza de San José; e innumerables arriendos en distintas provincias sobre tierras de enorme valor económico.
Se constituyen como principales productores de papa semilla con tecnologías de punta, pero esos negocios se esconden en fideicomisos enredados con amigos y parientes, diseñados para burlar la verdad y el control judicial.
Se ocultan fondos para evitar embargos y se fabrican denuncias maliciosas contra el Interventor de las sociedades, en un intento desesperado por sacarlo y acallar a quien exige transparencia. Todo ello no es solo fraude: es un atentado contra la Justicia y contra la dignidad de las víctimas.
Es la burla perpetuada como método, la violencia económica travestida de herencia, el agravio familiar transformado en afrenta social. La sociedad tucumana debe saberlo, porque este no es un pleito menor.
Se trata de una de las familias más tradicionales, con calles que llevan su nombre diseminadas por toda la provincia, y cuya máscara de honorabilidad encubre un panorama desolador de codicia y exclusión. Callar sería perpetuar la hipocresía; hablar es un deber con la verdad y con la historia.
Yo, Dr. Jorge Bernabé Lobo Aragón, abogado y cónyuge de Isabel Frías Silva, lo afirmo con la serenidad de los hechos y la indignación de once años de injusticia: este proceso debe ventilarse en juicio oral y público. Allí, sin cortinas de humo ni evasivas procesales, quedará expuesta la verdad que hoy se intenta ocultar. La verdad no es un trapito al sol: es un grito de las mujeres silenciadas, un estandarte que clama por justicia, y la llama viva que no podrán apagar con el paso del tiempo.