Francia: la moción de censura amenaza al gobierno de Barnier

La crisis se desata tras una polémica medida presupuestaria, dejando en vilo el futuro de Emmanuel Macron.

El primer ministro francés, Michel Barnier, enfrenta una crisis política que podría ser fatal para su gobierno, tras solo tres meses en el cargo. La oposición unió fuerzas para impulsar una moción de censura luego de que el mandatario utilizara un procedimiento especial para aprobar parte del presupuesto, eludiendo una votación en la Asamblea Nacional, donde la falta de mayoría le complicaba el panorama.

En un mensaje directo a los legisladores, Barnier defendió su decisión: "Es su responsabilidad decidir si dotamos al país de un presupuesto responsable o entramos en territorio desconocido". Sin embargo, sus palabras no lograron aplacar el descontento de los bloques opositores.

Una oposición en pie de guerra

El anuncio de Barnier desató una tormenta política. La Francia Insumisa (LFI), liderada por Mathilde Panot, fue la primera en confirmar la presentación de una moción de censura. "Barnier enfrentará la deshonra y la censura", declaró Panot en tono desafiante.

Por su parte, la Agrupación Nacional (RN), el partido con más representantes en el Parlamento, respaldará la moción de la izquierda y también planea presentar su propio proyecto de censura. "El RN votará por la censura del gobierno de Barnier", confirmó el grupo en sus redes sociales.

Para que la moción prospere, se requieren al menos 288 votos, una cifra que parece alcanzable si la izquierda y la extrema derecha consolidan su alianza.

Macron, en el centro de la tormenta

La caída del gobierno de Barnier, que sería el más breve de la historia de la V República, no solo profundizaría la crisis política en Francia, sino que podría tener consecuencias directas para el presidente Emmanuel Macron. Desde algunos sectores, incluso dentro de su propio espacio político, surgen voces que consideran que la única salida viable sería su dimisión.

La votación está programada para este miércoles, y su resultado podría marcar un antes y un después en el panorama político de la segunda economía de la Unión Europea, que ya lidia con un Parlamento dividido desde las elecciones adelantadas de junio.

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