Fotos incómodas revelan el triángulo de poder que consolida la impunidad judicial en Tucumán
La alianza entre el exgobernador José Alperovich, el jefe de fiscales Edmundo "Pirincho" Jiménez y el presidente del Tribunal de Cuentas, Miguel Chaibén Terraf consolidó un sistema de impunidad que sigue condicionando la justicia tucumana.
El poder judicial bajo la sombra del alperovichismo
En Tucumán, la justicia ha sido históricamente cuestionada por corrupción, impunidad y subordinación al poder político. En el centro de ese entramado opaco destacan dos nombres que consolidaron un poder casi absoluto: José Alperovich y Edmundo "Pirincho" Jiménez. Su alianza se forjó mucho antes de que Jiménez asumiera como jefe de los fiscales y se mantuvo durante más de una década, moldeando el sistema judicial a favor de los intereses del poder político.
Durante los años de Alperovich como gobernador, numerosas denuncias marcaron su gestión: Fundación PIBE, Bonos Mellizos, Ley Dinar y Lomas de Tafí son solo algunos ejemplos. Ante este escenario, el exmandatario encontró en Jiménez un socio estratégico para perfeccionar un control judicial que garantizaría su impunidad. Entre 2003 y 2014, Pirincho fue ministro de Gobierno y Justicia alperovichista, y apenas 60 días después de asumir, Alperovich derogó el Consejo Asesor de la Magistratura, permitiéndole designar jueces y fiscales a dedo.
Este vacío institucional permitió a Jiménez intervenir en la selección de casi un centenar de magistrados, construyendo así una red de lealtad dentro de los tribunales. En 2007, la negociación de Alperovich con Néstor Kirchner para otorgar el 82% móvil a los jueces provinciales generó decenas de vacantes que fueron ocupadas bajo la influencia directa de Pirincho, consolidando su poder judicial.
Impunidad que se perpetúa y conexiones incómodas
Aunque dejó la política formal, Jiménez asumió como ministro público fiscal en 2014 y, a sus 81 años, sigue concentrando un poder inusual en la justicia tucumana. Exfiscales y abogados reconocen que ninguna investigación avanza sin su autorización. Recientemente, su intervención provocó un fuerte rechazo mediático y social, luego de que un juez subrogante dictara una cautelar para silenciar a la prensa, a pedido de Jiménez.
El estilo de Pirincho refleja la herencia directa del alperovichismo: una combinación de poder político, vínculos personales y un sistema judicial más atento a los intereses de los poderosos que a los reclamos de las víctimas. Lo que comenzó como un mecanismo de autoprotección del poder político terminó consolidando una estructura de impunidad que todavía hoy condiciona la justicia en Tucumán.
Prueba de la cercanía entre los protagonistas es una fotografía reciente, obtenida después de un taller de pintura, donde se ve a Jiménez junto a Marianela Mirra, pareja y futura esposa de Alperovich.
La imagen simboliza la complicidad social y política que rodea al exgobernador y su círculo más cercano, evidenciando cómo las relaciones personales y políticas se entrelazan para sostener el poder y la impunidad.
CONTROL ABSOLUTO
El triángulo formado por Alperovich, Jiménez y Terraf no solo consolidó un control absoluto sobre la justicia en Tucumán, sino que también dejó al descubierto la connivencia entre política, poder judicial y vínculos personales. Un esquema que, según los especialistas, explica por qué 28 causas de corrupción contra Alperovich nunca progresaron y por qué la impunidad sigue siendo la regla en la provincia.