Estambul: sin avances clave en la primera reunión entre Rusia y Ucrania desde 2022
El primer cara a cara en más de dos años entre delegaciones de Moscú y Kiev terminó sin novedades concretas. Rusia envió funcionarios sin poder de decisión y se limitaron a recibir propuestas ya conocidas.
Después de más de dos años sin contacto directo, las delegaciones de Rusia y Ucrania volvieron a sentarse cara a cara en Estambul con la esperanza de encontrar una salida negociada al conflicto que se arrastra desde febrero de 2022. Sin embargo, el saldo fue poco alentador: ningún anuncio relevante, ningún compromiso y solo la repetición de propuestas que ya estaban sobre la mesa.
El encuentro, que duró apenas una hora y 45 minutos, fue calificado por Moscú como "positivo", aunque sus representantes no tenían autoridad para tomar decisiones. El jefe negociador ruso, Vladímir Medinski, se limitó a decir que habían "tomado nota" de lo planteado por Ucrania, confirmando así lo anticipado por el presidente Volodímir Zelensky: la delegación rusa carecía de poder real.
Una comitiva sin peso político y un mensaje claro
Medinski, asesor presidencial para asuntos culturales, estuvo acompañado por tres funcionarios de segundo orden: Mijaíl Galuzin (vicecanciller), Alexander Fomin (viceministro de Defensa) e Igor Kostyukov (jefe militar). Para Ucrania y sus aliados europeos, esta selección de nombres refleja una clara señal de desinterés del Kremlin en avanzar hacia una tregua real.
Uno de los pocos resultados concretos fue el anuncio de un próximo intercambio de prisioneros, el mayor desde el inicio de la guerra: mil por cada lado. Más allá de eso, la posibilidad de una cumbre entre Putin y Zelensky quedó en el aire, sin respuesta firme de Moscú.
Un déjà vu diplomático que no cambia el rumbo
No es la primera vez que se intenta este camino. Entre febrero y abril de 2022 se realizaron varias rondas de conversaciones en Bielorrusia y Turquía. El 29 de marzo de ese año, también en Estambul, se llegó a hablar de avances, incluyendo el repliegue de tropas rusas del norte de Kiev. Pero nada prosperó. Las diferencias en torno a Crimea, la neutralidad de Ucrania y su vinculación con la OTAN frenaron cualquier posibilidad de acuerdo.
Desde entonces, las posiciones se endurecieron y la guerra siguió su curso. Este nuevo intento, aunque simbólicamente importante, no parece cambiar el tablero. Con una Rusia que envía negociadores sin capacidad real y una Ucrania firme en su reclamo de soberanía, la posibilidad de un entendimiento sigue siendo lejana.