España investiga la fiesta de Lamine Yamal por posible burla a personas con discapacidad

El Ministerio de Derechos Sociales pidió esclarecer si se vulneró la ley en el cumpleaños del joven futbolista.

Lamine Yamal, joya del FC Barcelona y flamante mayor de edad, quedó en el centro de la polémica luego de que se viralizaran imágenes de su fiesta privada. Según trascendió, el evento -realizado en una casa de campo- habría incluido como parte del "entretenimiento" la presencia de personas de talla baja, lo que disparó el repudio de organizaciones que defienden los derechos de personas con discapacidad.

El Ministerio de Derechos Sociales de España elevó un pedido a la Fiscalía, al Defensor del Pueblo y a la Oficina de Delitos de Odio para que se investigue si se violó la ley que prohíbe espectáculos que denigren o ridiculicen a personas con discapacidad.

El Gobierno apunta a sancionar estas prácticas

Jesús Martín, director general de Discapacidad, remarcó que la ley vigente -aunque no contempla sanciones aún- prohíbe desde hace casi tres años este tipo de prácticas. A su vez, confirmó que el Ejecutivo busca avanzar en una reforma para tipificar estos espectáculos como infracciones graves, con multas que podrían superar el millón de euros.

"Nos preocupa el efecto rebote que esto puede generar entre los jóvenes. No podemos naturalizar que figuras públicas con tanto alcance actúen con esta impunidad", señaló Martín.

Acciones legales y repudio desde asociaciones civiles

La Asociación de Personas con Acondroplasia y otras Displasias Esqueléticas con Enanismo (ADEE) fue una de las primeras en alzar la voz. En un comunicado, anunció que iniciará acciones legales contra el futbolista por la supuesta contratación de personas con discapacidad con fines recreativos durante su fiesta.

Desde la entidad afirmaron que el hecho vulnera no solo la legislación española, sino "los valores éticos de una sociedad que busca ser igualitaria y respetuosa".

La normativa establece de forma clara: no se permite que se utilice la discapacidad como elemento de burla o escarnio en ningún tipo de espectáculo. El caso sigue bajo análisis, mientras el impacto social y mediático crece al ritmo de la indignación pública.

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