El Gobierno enfrenta el desafío de sumar US$9000 millones en reservas antes de fin de año

Con un Banco Central aún en rojo y el dólar oficial cerca del techo de la banda, el Ejecutivo busca cumplir con la meta del FMI. Analistas advierten que sin nuevos préstamos o ingreso de capitales privados, el objetivo luce difícil de alcanzar.

Superadas las elecciones legislativas, el foco del mercado financiero volvió a centrarse en la política monetaria y cambiaria del Gobierno. Aunque el presidente Javier Milei reafirmó que el esquema de bandas de flotación se mantendrá hasta el final de su mandato, persisten las dudas entre analistas y operadores.

El dólar oficial se mantiene cerca del límite superior de la banda -actualmente en $1500- y cerró el viernes en $1415. En ese contexto, el Banco Central (BCRA) aún muestra un balance neto negativo superior a los US$11.000 millones, según estimaciones privadas.

Para cumplir con la meta de reservas acordada con el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Gobierno necesita acumular al menos US$9000 millones en los próximos dos meses. Esa cifra permitiría cerrar 2025 con reservas netas negativas por alrededor de US$3300 millones, el objetivo fijado en la última revisión con el organismo.

Opciones sobre la mesa: compras en el mercado, préstamos y capitales privados

La acumulación de reservas es una tarea compleja en un escenario de escasa oferta de divisas y vencimientos de deuda por unos US$1200 millones hasta fin de año. Si el BCRA intentara alcanzar la meta solo con compras en el mercado cambiario, debería adquirir unos US$250 millones diarios en los 36 días hábiles que restan del año, algo difícil sin generar presión sobre el tipo de cambio.

Por eso, el Gobierno analiza alternativas adicionales. Entre ellas figura la posibilidad de recurrir a nuevos préstamos "repo" con bancos internacionales, como los concretados en enero y junio, por un total de US$3000 millones a tasas cercanas al 8,5% anual.

Desde Washington, el secretario del Tesoro de EE. UU., Scott Bessent, mencionó la posibilidad de articular un préstamo de US$20.000 millones con bancos y fondos de inversión para financiar deuda argentina. Sin embargo, el CEO de JP Morgan, Jamie Dimon, relativizó esa opción, aunque no la descartó del todo.

El riesgo país baja, pero el acceso a crédito aún es limitado

El ministro de Economía, Luis Caputo, destacó que el Gobierno lleva comprados más de US$29.000 millones desde el inicio de la gestión, aunque buena parte de esos fondos se destinó a cancelar vencimientos de deuda. Esa dinámica, junto con la falta de crédito externo, explica por qué las reservas aún no logran recomponerse.

Tras las elecciones legislativas, el riesgo país descendió a 647 puntos básicos, su menor nivel en meses, pero los analistas advierten que debería perforar el umbral de 500 puntos para que la Argentina pueda volver a financiarse en los mercados a tasas de un solo dígito.

Algunas empresas ya lograron abrir el camino: Tecpetrol e YPF colocaron bonos por US$750 millones y US$500 millones, respectivamente, a tasas cercanas al 7,5%. Estas emisiones generan ingresos de divisas sin presionar sobre el tipo de cambio, y las consultoras estiman que podrían concretarse hasta US$5000 millones en colocaciones corporativas antes de fin de año.

Expectativas y riesgos de cara a 2026

Los economistas coinciden en que una mejora sostenida del riesgo país y la llegada de capitales privados podrían permitir al Gobierno recomponer reservas sin modificar el esquema de bandas cambiarias. Sin embargo, advierten que el escenario es frágil: un traspié político o una baja en los precios de exportación podría frenar la entrada de dólares.

Por ahora, las compras del Tesoro siguen siendo modestas -US$63 millones el lunes y US$12 millones el viernes anterior-, reflejo de un mercado con poco volumen y un tipo de cambio cercano al techo de la banda.

Los próximos meses serán decisivos para definir si el Gobierno logra fortalecer las reservas y reducir el riesgo país lo suficiente como para recuperar el acceso al crédito internacional. La decisión, coinciden los analistas, estará entre priorizar la estabilidad cambiaria o construir un colchón de dólares que dé respaldo a la economía en 2026.

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