El BCRA limita acceso a dólares para empresas que emitan deuda afuera
Desde este viernes, las empresas que emitan deuda en el exterior deberán esperar 18 meses para acceder al mercado oficial de cambios y girar dólares al extranjero. Hasta ahora, ese plazo era de solo seis meses.
La medida apunta a desactivar un mecanismo utilizado por varias compañías para obtener dólares baratos: emitir bonos en el exterior y luego acceder a divisas oficiales a corto plazo para cumplir con esos compromisos.
La decisión del BCRA se da en un momento en que el Gobierno busca controlar con mayor firmeza la demanda de dólares financieros, en paralelo con la preparación de una nueva emisión del bono Bopreal.
Adiós al atajo financiero para conseguir dólares baratos
Empresas como Supervielle, Galicia y Naranja habían aprovechado el esquema anterior para financiarse en dólares con tasas bajas. La estrategia consistía en emitir deuda a corto plazo, colocar esos fondos a mayor rendimiento y luego acceder a divisas oficiales para pagar la obligación.
La semana pasada, el Banco Central ya había frenado una emisión en dólares de Supervielle, con vencimiento a seis meses. Con este nuevo cambio, ese tipo de jugadas queda virtualmente bloqueado.
Según la consultora Outlier, esta decisión representa un retroceso respecto al intento previo de flexibilizar el cepo. Y apunta a que el Central busca quedarse con parte de esa demanda de dólares a través de sus propios instrumentos financieros.
El Gobierno se enfoca en su propio financiamiento
Mientras se endurece el acceso de las empresas a divisas, el BCRA avanza con la próxima etapa del bono Bopreal, orientado a compañías que necesitan girar dividendos al exterior. Estos títulos, denominados en dólares, pero suscriptos en pesos, se perfilan como una de las pocas vías legales para dolarizarse en el mercado oficial.
Además, el Ministerio de Economía prepara un nuevo bono peso-linked, ajustado por el tipo de cambio oficial, con la mira puesta en inversores extranjeros. El objetivo: asegurarse dólares frescos sin abrir del todo el grifo cambiario.
La estrategia refleja el delicado equilibrio que el Gobierno busca mantener entre mantener reservas, controlar la presión sobre el dólar y, al mismo tiempo, seguir financiando el programa económico en curso.