EEUU redobla la presión sobre Argentina para frenar el avance chino en la región

Altos mandos militares estadounidenses advirtieron sobre los riesgos de la influencia china. El gobierno de Milei intenta mantener el equilibrio.

Washington apunta a China y refuerza su alianza con el Gobierno de Milei

Estados Unidos volvió a poner el foco en América Latina y lo hizo con fuerza: en una cumbre de defensa celebrada en Buenos Aires, el jefe del Comando Sur, almirante Alvis Holsey, lanzó duras críticas contra China, a la que calificó como una "amenaza para los pueblos" por su intento de exportar un modelo autoritario.

La declaración se dio en presencia del ministro de Defensa, Luis Petri, y del brigadier Xavier Isaac, jefe del Estado Mayor Conjunto, durante la apertura del SOUTHDEC 2025, un encuentro clave con líderes militares de Sudamérica y Europa.

Acuerdos militares: F-16, P3 Orion y blindados Stryker

Desde la llegada de Javier Milei al poder, la Casa Rosada profundizó su acercamiento con Washington, especialmente en materia de defensa. En pocos meses se concretó la compra de aviones de combate F-16 a Dinamarca, aviones de patrullaje marítimo Orion P3 a Noruega y se avanzó en la adquisición de blindados Stryker.

Estos movimientos fortalecen el vínculo con Estados Unidos y, al mismo tiempo, generan roces con China, que desde hace años mantiene fuertes lazos económicos y estratégicos con la Argentina, especialmente a nivel provincial y en sectores como el litio, la infraestructura y la energía.

Tensiones diplomáticas por las críticas al vínculo con Beijing

El punto más tenso llegó con las declaraciones de Peter Lamelas, futuro embajador estadounidense en Argentina, quien pidió directamente a las provincias cortar relaciones comerciales con China y denunció supuestos actos de corrupción por parte del gobierno chino. La respuesta de Beijing no tardó: la embajada rechazó los dichos y reclamó no entrometerse en vínculos bilaterales.

En este escenario, Milei intenta jugar una carta difícil: mantener los beneficios del swap de monedas y el comercio con China -el segundo socio comercial del país después de Brasil-, mientras profundiza su alineamiento estratégico con la Casa Blanca y la administración Trump.

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