Opinión

¿El fútbol argentino está en quiebra?

Sucesivas protestas económicas de parte de los planteles, clubes al borde de la bancarrota y quejas por el bajo monto de los premios que ofrecen los torneos. En AFA las puertas siguen cerradas para las SAD, pero muchos equipos no encuentran otra solución a la crisis.

En las últimas dos semanas tuvimos noticias de varios clubes de Primera División que reconocieron, directa o indirectamente, problemas financieros. Ya sea a través de sus jugadores, de sus dirigentes o mediante comunicados. Hay casos más graves que otros, pero también hay una constante: hay deudas y hartazgo. Los perjudicados finalmente se cansaron y parecería que se habrían organizado para hacerlo público en simultáneo.

¿El fútbol argentino está en quiebra? ¿Hasta dónde llega la crisis que afecta a los planteles? ¿Los clubes se están administrando bien con el actual sistema de Sociedades Civiles? Esas son algunas de las preguntas que llevan tiempo sin responderse, pero que también resurgen ahora a raíz de los conflictos que se hicieron públicos esta semana en Atlético, Independiente, San Lorenzo, Newell's, Central Córdoba y Gimnasia y Esgrima. Y con todas ellas vuelve a plantearse otra pregunta que es de sumo interés para algunos sectores: ¿es hora de darle una oportunidad a un sistema mixto con Sociedades Anónimas Deportivas (SAD)? Una verdadera grieta.

El modelo de las SAD es tan prometedor como peligroso. Podemos ver buenos ejemplos, como la liga mexicana, donde las empresas potenciaron notablemente a muchos clubes. Lo mismo pasó en Brasil: hoy Palmeiras y Flamengo tienen las billeteras más poderosas del continente, pero también hay casos en donde este sistema no funcionó: las ligas chilena y uruguaya hasta acá no han sacado provecho de la inversión privada.

Será decisión de los socios

Los debates deben darse. Decir no a las SAD "porque lo prohíbe el estatuto" no puede ser la postura de AFA, porque sabemos que cuando hay voluntad los estatutos se cambian enteros si fuera necesario. Entonces eso se traduce en un "no, porque yo digo". Hay que argumentar para librar esa batalla cultural, porque no dar ese debate es quitarles libertad de decidir a los socios de los clubes. Eso sí, también hay que capacitar a los socios para que comprendan claramente lo que implicaría pasarse al modelo de las Sociedades Anónimas Deportivas.

Hoy en la Argentina los clubes pertenecen a los socios y esa es una gran virtud; es mucho más que solo un romanticismo abstracto. Los clubes no tienen dueños, son de todos los que quieran formar parte de esa asociación civil sin fines de lucro, de esa familia. Pueden quebrar, sí, pero también es más difícil que desaparezcan. Como Sociedad Civil sin Fines de Lucro tienen más posibilidad de renacer.

Aun así, si los socios de un equipo deciden en asamblea que la mejor alternativa es vender y que el club se convierta en capitales privados, esa sería una expresión de libertad que debería respetarse. Pero, ojo, hay que leer bien la letra chica: esa será la última vez que los socios tengan voz y voto sobre lo que ocurre dentro de ese club. Vender al club muy difícilmente será una decisión reversible porque los bolsillos de los ciudadanos de a pie no alcanzarían para volver a adquirirlo. Entrar en las SAD significará que una empresa compre y que, si le va mal, venda el club a otra empresa nueva, o bien que se declare en quiebra y se puedan rematar las propiedades.

Gigantes inhibidos

Sabemos que desde hace años San Lorenzo e Independiente están inmersos en una crisis económica tremenda. Son dos gigantes del fútbol argentino, dos de las instituciones con más socios y también dos de las que más caudal de dinero manejan, pero desde hace tiempo los ingresos no alcanzan para tapar las deudas. Cuando eso pasa, hay que bajar las aspiraciones y jugar con lo que se tiene, acordar sueldos pequeños con los jugadores y empezar de a poco a pagar las cuentas pendientes, pero nada de eso ocurre.

En un mismo mercado de pases, Independiente cancela la millonaria deuda con Cecilio Domínguez y levanta una inhibición, pero también adquiere una nueva estrella internacional y le llega una nueva restricción desde la FIFA. En San Lorenzo la dinámica no cambia mucho: sí se ve mucha presencia de jugadores de inferiores, pero también llegan jugadores colombianos que cobran salarios que "El Ciclón" no puede darse el gusto de pagar en este momento.

La idea de AFA es que los clubes sigan siendo Sociedades Civiles como lo fueron desde su origen, que sean formadores y exportadores de jugadores que luego nutran a la selección nacional. Puede gustar o no, pero la idea es clara: jueguen con lo que tengan, con los chicos que formaron. Eso choca con los intereses de muchos equipos grandes que, así como manejan mayor caudal de dinero, tienen también más responsabilidad de salir campeones, de no irse al descenso bajo ningún motivo, de tratar de dar espectáculo, etcétera. Ningún dirigente quiere pagar el precio de irse a la B en su mandato, y así llegan nuevas deudas.

A las deudas se suman los reclamos por los premios que ofrece nuestro torneo, que son sumamente menores que los de otras ligas. Vélez y Platense ganaron U$S 500.000 por salir campeones, pero Peñarol, que ganó el campeonato uruguayo, levantó U$S 1.000.000. En Brasil, el campeón del Brasileirao se llevará una bolsa de U$S 10.000.000; la brecha es cada vez más grande.

El detonante

A las crisis de los clubes que ya conocíamos se les sumaron otras. El primer lío estalló en Atlético, cuando en una situación sin precedentes los jugadores decidieron no concentrar para el partido contra San Lorenzo como parte de un reclamo que -según los deportistas- incluía la deuda de los salarios a los empleados del club, el mal funcionamiento de ciertas áreas del club y una ruptura en la relación con la dirigencia que incluía, entre otras cosas, una deuda por el pago de unos premios por haberle ganado a River, Platense y a Talleres. Los hinchas no se tomaron bien la medida de fuerza y repudiaron a los jugadores tirándoles billetes desde las tribunas. Ese fue el detonante de algo que se replicó luego en otros equipos.

Al día siguiente, los hinchas de Independiente recibieron a su equipo con una lluvia de dólares truchos y de comida para perros. "El Rojo" cerró otro año peleando en el fondo de la tabla y además sumando deudas y reclamos salariales nuevos.

Esa semana también, el plantel de Gimnasia de La Plata no fue a entrenar un par de días como protesta a la deuda que arrastran algunos jugadores. La medida fue previa a una asamblea de socios, en la que los hinchas de "El Lobo" rechazaron el balance de la dirigencia por no poder resolver el problema con los jugadores y la convocatoria terminó a los golpes y con sillas volando por los aires.

En Newell's hay tanta presión que los problemas salariales no salieron a la luz hasta que "La Lepra" aseguró la permanencia en Primera División. El lunes siguiente el plantel no se presentó a entrenar y los jugadores subieron un comunicado revelando que les están adeudando varios meses de sueldo.

Siguiendo esa ola expansiva, los jugadores de San Lorenzo sacaron también un comunicado "planteando su preocupación" por la situación del club, que le debe a varios jugadores. En simultáneo, el capitán colombiano Jhohan Romaña inhibió al club.

Por último, el escándalo estalló también en Central Córdoba, un club que este año la pasó muy bien: viene de jugar Libertadores y Sudamericana, lo que implica una ganancia económica interesante para los participantes. Además, fue campeón de la Copa Argentina en diciembre de 2024, pero aun así su DT, Omar De Felippe, reclamó en una conferencia de prensa que hay malestar porque al plantel y al cuerpo técnico les están debiendo dinero de los premios prometidos.

En muchos de los casos mencionados, los dirigentes de las instituciones salieron a hablar para tratar de poner paños fríos, diciendo que se trata de deudas pequeñas y que serán saldadas a la brevedad, pero está claro que hay un hartazgo generalizado de parte de los futbolistas de nuestra liga, que se cansaron del incumplimiento a la hora de cobrar.

Esta nota habla de: