El horror comenzó de madrugada. Las cámaras de seguridad de la vivienda registraron a Brown ingresando a la habitación donde dormían Cash y su hermano gemelo, Carter, y llevándose al primero mientras dormía profundamente.

Horas más tarde, una vecina llamada Antwainese Square encontró el cuerpo del pequeño en plena calle, cubierto de sangre. "Al principio pensé que era un animal atropellado, pero al acercarme vi una mano y me di cuenta de que era un niño", contó al Daily Mail.

El cuerpo del niño presentaba múltiples heridas de arma blanca, y, según el testimonio de la mujer, aún tenía hormigas arrastrándose por sus pies descalzos, una imagen que ella dijo "no podrá olvidar jamás".

El juicio y la condena final

Tras ser detenido, Brown enfrentó cargos por secuestro y homicidio agravado. En un principio, los jueces consideraron que no estaba en condiciones de ser juzgado por problemas de salud mental, pero tras recibir tratamiento, se determinó que podía enfrentar el proceso.

En la apertura del juicio, el acusado se declaró culpable, lo que llevó al tribunal a dictarle cadena perpetua, la pena máxima prevista en Texas.

Durante la audiencia, la abuela de Cash le habló directamente al asesino: "Te deseo nada más que miseria".

Sus palabras reflejaron el profundo dolor de una familia y una comunidad que, después de años de espera, al fin obtuvo justicia.