Berghain: un templo del techno y la libertad

Nombrar su nueva canción "Berghain" no fue casualidad para Rosalía. La discoteca berlinesa es un lugar envuelto en misterio y misticismo, donde los asistentes describen la experiencia como casi espiritual. Cada fin de semana, desde el viernes hasta el lunes por la mañana, Berghain ofrece un espacio donde el ego, la identidad y el tiempo parecen diluirse.

Su norma más conocida es la prohibición de fotos: lo que ocurre dentro, se queda allí. Todo está permitido mientras nadie invada la libertad del otro, un principio que refleja el culto a la privacidad y el respeto que define al club.

De central eléctrica a icono mundial

El edificio que alberga Berghain es una antigua central eléctrica de la Alemania Oriental, con techos altísimos y acústica excepcional. Abierto en 2004 tras el cierre del club Ostgut, combina historia y diseño industrial con la mejor experiencia musical.

El nombre del club surge de la unión de dos barrios berlineses: Kreuzberg y Friedrichshain. Hoy es considerado por medios internacionales, como el New York Times, "la mejor discoteca del mundo".

Espacios, reglas y la mítica puerta de entrada

Berghain se organiza en múltiples áreas:

Sala principal: catedral del techno con DJs internacionales y acústica de culto.

Panorama Bar: sonidos house más suaves, luz natural y estética industrial.

Dark rooms: encuentros sexuales con reglas de consentimiento.

Salas experimentales y jardín de verano: música emergente y descanso.

La entrada es controlada por Sven Marquardt, portero legendario cuya decisión es casi un enigma. Su criterio incluye calma, respeto por la música, actitud sobria y nada de selfies ni disturbios. Incluso multimillonarios han sido rechazados. Más de la mitad de quienes hacen fila no logran entrar.

Berghain no es solo un club: es un universo de libertad, anonimato y cultura musical que hoy inspira a artistas como Rosalía.