Un aterrador caso de explotación humana ha salido a la luz en Georgia, donde una red criminal mantuvo cautivas a cerca de 100 mujeres en una granja de óvulos para comercializar sus órganos reproductivos en el mercado negro. Tres de las víctimas, todas de nacionalidad tailandesa, lograron escapar y denunciar lo ocurrido ante las autoridades de su país. Las mujeres revelaron cómo fueron sometidas a un proceso constante de inyección de hormonas para mejorar la calidad de sus óvulos, lo que las convertía en meros objetos dentro de una operación clandestina de comercio de óvulos humanos.

Cómo llegaron las víctimas a Georgia: Una falsa oferta de trabajo

La trampa comenzó con una oferta de trabajo publicada en Facebook. Prometía salarios de entre 11.500 y 17.000 euros a mujeres tailandesas que se prestaran a ser madres sustitutas para parejas georgianas que no podían concebir. Las mujeres fueron convencidas de viajar a Georgia, donde una empleada de la organización se encargó de los gastos del viaje y las formalidades del pasaporte. Sin embargo, al llegar a su destino en agosto de 2024, se dieron cuenta de que el trabajo no era lo que les habían prometido.

La cruel realidad de la "granja humana"

En lugar de ser tratadas como madres sustitutas, las mujeres fueron alojadas en grandes propiedades, donde convivían con otras víctimas. La supuesta oferta laboral resultó ser una fachada, y pronto descubrieron que su destino era convertirse en "proveedoras" de óvulos para la venta en el mercado negro. Las tres mujeres que lograron escapar confirmaron que la organización estaba dirigida por una red criminal de origen chino. Según su testimonio, las mujeres eran alimentadas con hormonas para garantizar la calidad de los óvulos, y sus cuerpos eran tratados como meros objetos de comercio.