Ataques a comités radicales: la UCR denunció pintadas con mensajes en apoyo a Cristina Kirchner
En menos de 48 horas, siete sedes de la UCR fueron vandalizadas en La Plata, Mendoza y CABA. La dirigencia radical repudió los hechos y pidió "terminar con la violencia política".
La Unión Cívica Radical denunció que siete de sus comités fueron atacados con pintadas y destrozos en distintas ciudades del país. Los hechos ocurrieron en La Plata, Guaymallén (Mendoza) y en el barrio porteño de Flores, y generaron preocupación dentro del partido, que emitió un fuerte comunicado exigiendo el fin de la violencia política.
Pintadas con consignas peronistas en apoyo a CFK
Las sedes afectadas amanecieron con frases como "No jodan con Cristina", "CFK" y "JP", escritas sobre paredes y vidrios rotos. En La Plata fueron atacados cinco locales: la Junta Central (calle 48 entre 5 y 6) y las secciones Segunda, Tercera, Quinta y Octava.
En Mendoza, el ataque ocurrió en el Comité Departamental de Guaymallén y también fue vandalizado un espacio de la agrupación Franja Morada en la Universidad Nacional de Cuyo. En CABA, fue atacado el local de José Bonifacio 2945, en Flores, donde también se registraron roturas de vidrios.
Un repudio enérgico y un pedido de diálogo
"La UCR manifiesta su más enérgico repudio a los ataques sufridos en siete comités radicales y hace un llamado urgente a terminar con los actos violentos que dañan la convivencia democrática", expresó el partido en un comunicado.
Desde la UCR La Plata, el presidente del comité, Pablo Nicoletti, advirtió: "No se trata de hechos aislados, estamos frente a un ataque sistemático y profundamente antidemocrático". También convocó a "bajar el tono, terminar con los discursos de odio y recuperar el respeto por quien piensa distinto".
La consigna "¡Basta de violencia política!" se repitió en redes oficiales, acompañada por imágenes de las fachadas vandalizadas.
El Comité Nacional recordó que en noviembre pasado se produjo un episodio similar en su sede central. Cinco personas ingresaron desde una propiedad lindante y vandalizaron oficinas, incluida la del presidente del partido, el senador Martín Lousteau. Aunque no se robaron objetos, se destruyeron muebles y computadoras, lo que alimentó sospechas sobre las motivaciones políticas del hecho.