El ingeniero informático Osvaldo Ezequiel Cuéllar, de 31 años y oriundo de Salvador Mazza (Salta), fue asesinado a balazos este lunes por la noche en San José de Pocitos, localidad boliviana ubicada a pocos metros de la frontera con la Argentina.

El hecho ocurrió en una plaza cercana a la avenida Tarija y calle Oruro, donde Cuéllar fue sorprendido por dos hombres que llegaron en motocicleta. Uno de ellos descendió y le disparó varias veces en la cabeza, sin mediar palabra ni intento de robo. "Los agresores se dieron a la fuga hacia la línea fronteriza con la Argentina", confirmó el coronel Mirko Bustos, jefe de la Policía de Frontera.

Los investigadores de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen (FELCC) secuestraron las cámaras de seguridad de la zona para reconstruir los movimientos previos y posteriores al ataque, mientras analizan la hipótesis de un ataque planificado.

Intentaron salvarle la vida, pero murió tras ser trasladado a Salta

Vecinos del lugar auxiliaron a la víctima y una ambulancia lo trasladó al hospital Rubén Zelaya de Yacuiba, donde llegó con múltiples heridas de arma de fuego en la cabeza, aunque aún con signos vitales.

Posteriormente fue derivado al hospital Juan Domingo Perón de Tartagal y, finalmente, trasladado en un vuelo sanitario al hospital San Bernardo de Salta, donde falleció pese a los esfuerzos médicos.

Las autoridades bolivianas informaron que, hasta el momento, no se radicó denuncia formal de la familia, pero que la investigación continúa de oficio con la colaboración de la Policía argentina.

Sospechan un ataque premeditado

La precisión de los disparos, la ausencia de diálogo y la rápida fuga de los agresores alimentan la hipótesis de un ajuste de cuentas. Un vecino declaró a El Tribuno: "Hacía mucho que no se registraba un atentado de esta magnitud en la zona".

Osvaldo Cuéllar se había graduado como ingeniero en informática en la Universidad Nacional de Jujuy en 2021 y trabajaba como programador de sistemas. Según medios locales, pertenecía a una reconocida familia comerciante de Salvador Mazza y se encontraba de visita en Bolivia al momento del ataque.

Amigos y excompañeros del colegio lo despidieron en redes sociales, destacando su "inteligencia, amabilidad y sonrisa sincera".