Acuerdo EE.UU.-Argentina: qué falta para su activación y qué sectores pueden salir ganando

El pacto que impulsaron Javier Milei y Donald Trump avanza entre revisiones legales y definiciones políticas aún pendientes.

La alianza estratégica entre la Argentina y Estados Unidos dio un salto clave con el anuncio del acuerdo marco de comercio e inversiones, pero su implementación real recién comienza. Aunque Milei y Trump fijaron una hoja de ruta ambiciosa, aún quedan etapas técnicas y políticas por resolver.

El proceso de revisión jurídica es el primer paso. Cada capítulo del acuerdo -aranceles, barreras no arancelarias, propiedad intelectual, agricultura, medio ambiente, trabajo, comercio digital, seguridad económica, empresas estatales y subsidios- debe ser compatible con las leyes de cada país. Si algún punto requiere modificaciones normativas, el texto deberá llegar al Congreso argentino.

Mientras tanto, continúan las traducciones y dictámenes formales. Una vez concluida esta instancia, ambos presidentes podrán firmar el documento definitivo. En Washington no descartan una nueva visita de Milei para formalizar el pacto.

La Casa Blanca, además, tendrá margen político para dosificar los anuncios y activar capítulos por separado. Trump evaluará cada tramo según su "ventana de oportunidad", por lo que la implementación podría extenderse durante semanas o incluso meses.

Temas sensibles que siguen sin resolverse

Aunque el marco general del acuerdo está redactado, algunos puntos críticos todavía generan tensión. El más delicado es el del acero y el aluminio, gravados hoy con un arancel del 50% en Estados Unidos. Argentina eliminó temporalmente las retenciones a esas exportaciones para amortiguar el impacto en empresas como Techint y Aluar, pero la negociación por una rebaja en EE.UU. sigue abierta.

La Casa Blanca sólo adelantó que revisará la situación "a la luz de la seguridad nacional", en referencia a la Sección 232 utilizada por Trump en 2018 para imponer aranceles globales.

Otro capítulo pendiente es el de carne vacuna. La intención inicial de Trump de cuadruplicar la cuota de ingreso de carne argentina -de 20.000 a 80.000 toneladas- generó resistencias entre legisladores y productores estadounidenses. Pese a que el acuerdo técnico estaba prácticamente cerrado, la presión interna retrasó la inclusión de referencias explícitas en el documento final.

Los sectores argentinos que aguardan definiciones

El acuerdo comercial prevé una apertura recíproca de mercados. Argentina ofrecerá acceso preferencial a maquinaria, químicos, medicamentos, tecnología médica, vehículos y bienes agrícolas estadounidenses. A cambio, Estados Unidos eliminará aranceles para recursos naturales que no produce y otorgará trato de Nación Más Favorecida a una lista de bienes con posibilidad de arancel cero o reducido.

Entre los sectores argentinos con mayores expectativas destacan:

Acero y aluminio. La eventual reducción del arancel del 50% sería un alivio clave para los exportadores locales. Se analiza una cuota sin aranceles o incluso una baja general.

Carne vacuna. Si se destraba la ampliación de cuotas, el impacto sería inmediato para frigoríficos y el complejo cárnico.

Minerales críticos. Ambos países acordaron impulsar inversiones y comercio en litio y otros recursos estratégicos para industrias tecnológicas.

Soja y derivados. El pacto prevé mecanismos para estabilizar el comercio internacional de la oleaginosa, vital para la economía argentina.

Economía del conocimiento. Estados Unidos es el principal destino de exportaciones de servicios. La armonización regulatoria podría ampliar ese flujo.

Inversiones. Como principal inversor extranjero en el país, EE.UU. podría potenciar su presencia con nuevas oportunidades en sectores energéticos, tecnológicos e industriales.

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