Luego de una jornada marcada por la tensión y la presencia policial, Wanda Nara finalmente acató la orden judicial y permitió que Mauro Icardi se retire del edificio Chateau Libertador junto a sus dos hijas. El futbolista abandonó el lugar en su camioneta, mientras la conductora fue asistida por el SAME por un aparente ataque de nervios.

El operativo de reunificación paterno-filial fue ordenado por el juez de familia tras la negativa de Wanda a cumplir con el régimen establecido. Durante la tarde, la policía ingresó al edificio de Núñez y se desplegó un dispositivo que incluyó agentes vestidos de civil y móviles de la superintendencia de violencia familiar.

Riesgo de detención y el rol de la Justicia

En medio de la resistencia de Wanda, se habló incluso de una posible detención por desobediencia judicial. Sin embargo, el periodista Rodrigo Alegre aclaró que la empresaria no será arrestada: "Para que eso ocurra debe intervenir un fiscal penal, y este es un caso que corresponde al fuero civil. El juez puede labrar actas por incumplimiento, pero no ordenar una detención".

Durante las diez horas que duró el conflicto, se barajaron versiones cruzadas: que las hijas no querían irse con el padre, que Wanda lloraba sin parar y que Icardi estaba decidido a no abandonar el lugar sin ellas. Finalmente, el conflicto se resolvió sin mayores incidentes, aunque dejó expuesta la fragilidad del vínculo entre ambos padres.

Un nuevo capítulo en el escándalo Nara-Icardi

Este episodio se suma a una larga lista de enfrentamientos públicos entre Wanda Nara y Mauro Icardi. La causa de familia avanza y la Justicia busca garantizar el cumplimiento del régimen de visitas. Mientras tanto, el foco mediático sobre la expareja sigue encendido y promete más capítulos en esta historia de alta exposición.