En una ofensiva significativa, Ucrania lanzó uno de sus mayores ataques con drones contra Rusia, golpeando diversas instalaciones en varias regiones, incluida Moscú. La ofensiva se produjo a pocos días de que Rusia bombardeara la infraestructura energética de Ucrania.

Según el Ministerio de Defensa ruso, las fuerzas rusas lograron interceptar y destruir 158 drones en 15 regiones del país, incluyendo la capital, Moscú. Las autoridades rusas afirmaron que el incendio en una refinería de petróleo en el distrito de Kapotnya, en el sureste de Moscú, originado por un dron derribado, está "bajo control" y que los ataques a la central eléctrica de carbón de Kashira no causaron víctimas ni daños significativos.

El ataque ucraniano se dirigió a objetivos estratégicos como la central eléctrica de Konakovo, ubicada en la región de Tver, al norte de Moscú, y una refinería en el distrito de Kapotnya. La información también señala que se atacaron depósitos de combustible en Rostov y Kirov, regiones del sur y norte de Rusia, respectivamente.

El Ministerio de Defensa ruso reportó que 122 de los drones fueron derribados en las regiones fronterizas con Ucrania, como Kursk, Briansk, Voronezh y Bélgorod. Solo dos drones fueron interceptados sobre Moscú, destacando el desafío que representa la distancia entre la capital rusa y la frontera con Ucrania.

Por su parte, Kiev publicó videos en Telegram mostrando el supuesto impacto de los ataques en Rusia, incluyendo imágenes de la refinería en Kapotnya. Estos ataques se producen en un contexto de intensificación del conflicto, con Rusia bombardeando la ciudad de Járkov y avanzando en el Donbás.