La confesión de la dueña de la casa del horror

Celeste Magalí González Guerrero, detenida por el triple femicidio de Florencio Varela, amplió su declaración ante el fiscal Carlos Arribas y aportó datos clave sobre los crímenes. La mujer, que alquiló la vivienda donde ocurrieron los asesinatos, afirmó que el motivo principal fue un robo de droga: "Les robaron 30 kilos de cocaína al ‘Duro', Víctor Sotacuro, otro de los detenidos".

Según su relato, al menos dos de las víctimas estaban implicadas en el robo, mientras que la adolescente Lara Gutiérrez no tenía relación alguna con el hecho.

La estructura de la banda y los pagos

González Guerrero explicó cómo funcionaba la organización criminal: Sotacuro daba órdenes a Tony Valverde Victoriano, alias "Pequeño J", mientras que Miguel Villanueva, su pareja, ocupaba un rol menor y debía responder a "Pequeño J".

En un dato escalofriante, la detenida aseguró: "Miguel lo hizo gratis, lo de matar a las chicas, porque no le dieron nada. Matías me contó que a Julio (‘Pequeño J') alguien le pagó un millón de dólares por lo que hicieron".

Además, relató que su rol en la banda consistía en vender cocaína traída desde Nueva Pompeya, donde residía "Pequeño J". Cada envío rondaba entre 100 y 120 envoltorios con un valor de $10.000 cada uno.

El momento de los crímenes

Sobre la noche de los asesinatos, la mujer detalló que vio a los responsables cavando el pozo donde luego serían enterrados los cuerpos. Cuando llegaron Brenda, Morena y Lara en una Chevrolet Tracker blanca, estaban acompañadas por Sotacuro, "Pequeño J" y un tercer hombre. Las jóvenes bajaron del vehículo confiadas, como si fueran a una fiesta, según su declaración.

En la casa también había tres hombres más con guantes de látex, desconocidos para González Guerrero, quienes participaron en los crímenes mientras ella estaba fuera vendiendo droga. Regresó cerca de las 4 de la madrugada, cuando ya se habían cometido los asesinatos.

Durante la indagatoria, pudo identificar a algunos miembros de la banda y explicó la jerarquía interna: desde los "abuelos" y "papás" que controlan la producción y distribución, hasta los "mulos" y vendedores, conocidos como "los bebés".