"Soy como un vampiro": la Barbie humana argentina y su obsesión millonaria por frenar el envejecimiento
Marcela Iglesias, radicada en Hollywood, combina cirugías, transfusión de plasma joven, células madre y grasa de donante en una búsqueda extrema por la juventud eterna. Ya invirtió más de 100 mil dólares.
Marcela Iglesias, conocida internacionalmente como "la Barbie humana", convirtió su vida en un experimento permanente para desafiar el paso del tiempo. Radicada en Hollywood, lleva adelante un régimen estético y médico que mezcla cirugías, transfusiones de plasma proveniente de su hijo, tratamientos con células madre e inyecciones de grasa de donante. Todo con un único objetivo: mantenerse joven el mayor tiempo posible.
Su obsesión comenzó en la infancia, cuando su madre se negó a comprarle una muñeca Barbie por considerarla una figura sexualizada. Esa frustración marcó el inicio de una transformación que, ya de adulta, se volvería total. "Mi mamá nunca me quiso comprar la muñeca, entonces de grande decidí transformarme en una", contó.
La transfusión de plasma joven: el procedimiento más polémico
Uno de los tratamientos más impactantes que realiza es la transfusión de plasma joven, un procedimiento exclusivo cuyo costo ronda los 15 mil dólares. Se trata de una intervención conocida como Multi Generation Plasma Transfusion y requiere un donante más joven y completamente compatible.
En su caso, ese donante es su propio hijo.
"Le extraen un litro de sangre a mi hijo y me la transfieren a mí. Soy como un vampiro", confesó.
Según Marcela, el tratamiento está pensado para mejorar su calidad de vida y retrasar el envejecimiento celular. "Sí o sí tiene que ser mi hijo o un familiar con mi mismo tipo de sangre, pero siempre más joven, si no, no sirve", explicó.
Células madre, grasa de donante y cirugías: un laboratorio viviente
Además del plasma joven, Iglesias explora terapias de medicina regenerativa. En 2022 se aplicó 30 millones de células madre obtenidas de cordón umbilical. "Te las inyectan directo al torrente sanguíneo. Generan nuevas células en el cuerpo", detalló. Cuando se realizó la primera aplicación costaba 6 mil dólares; hoy el valor ronda los 12 mil.
Otro procedimiento que adoptó es la inyección de grasa de donante: material extraído de personas fallecidas, procesado y utilizado con fines estéticos. Lo recibió en piernas, manos y rostro.
"Donde yo vivo esto es re normal", afirmó, y destacó que prefiere unas manos "gorditas" porque las asocia con juventud. Cada sesión cuesta entre 1.200 y 1.300 dólares.
También pasó por una cirugía de aumento mamario y no descarta en el futuro un lifting facial.
Una vida dedicada a no envejecer
Iglesias asegura que el miedo a deteriorarse es lo que la impulsa a experimentar con nuevos tratamientos. "Me da miedo llegar a la vejez toda achacada", confesó.
Hasta ahora, estima que gastó cerca de 100 mil dólares en su camino hacia lo que define como "juventud eterna".
Entre sus referentes están el empresario estadounidense Bryan Johnson -famoso por su estilo de vida centrado en la longevidad- y figuras argentinas como Graciela Alfano, de quien admira su mantenimiento estético a lo largo de los años.
"Tengo la edad que represento": la identidad ageless
Marcela sostiene que no se identifica con una edad específica. "Yo digo que tengo la edad que represento. Nunca digo el número", expresó.
"Me percibo ageless. Internamente me siento una niña, una persona joven. Si no me gusta algo, voy y lo cambio", dijo sobre su relación con su propia imagen.
Su búsqueda no es sólo estética, sino también biológica: "Hago muchos tratamientos para no envejecer internamente, para que las células se mantengan jóvenes para siempre".