¿Qué significa la frase "Roma no paga traidores" y por qué está mal utilizada por Milei?
El hecho histórico que dio origen a la frase fue narrado por cronistas romanos como Diodoro, Orosio y Apiano.
La frase milenaria "Roma no paga traidores" se convirtió en tendencia en X luego de que el presidente Javier Milei la utilizara en varias publicaciones para justificar por qué no saludó a Jorge Macri ni a Victoria Villarruel en el tedéum del 25 de mayo.
El origen de la frase se remonta a 2.000 años atrás y es atribuida comúnmente al procónsul Quinto Servilio Cepión, quien se enfrentó a una situación delicada con tres hispanos: Audax, Ditalcos y Minuros.
Estos hombres habían traicionado a su líder, el caudillo lusitano Viriato, con la esperanza de recibir una recompensa de los romanos. Viriato había sido un formidable adversario para Roma, liderando una resistencia tenaz en la región de Lusitania, lo que hoy conocemos como Portugal y parte de España.
La capacidad de Viriato para movilizar a los lusitanos y su conocimiento del terreno le permitieron mantener a raya a los romanos durante años. Sin embargo, la traición de sus propios hombres marcó el final de su resistencia.
Audax, Ditalcos y Minuros, vieron una oportunidad para obtener beneficios personales y se acercaron a los romanos con una propuesta: asesinar a Viriato a cambio de una recompensa. Los romanos, siempre pragmáticos en asuntos de guerra y política, aceptaron la oferta.
Los tres traidores cumplieron su parte del trato, asesinando a Viriato mientras dormía. Sin embargo, cuando acudieron a Cepión para reclamar su recompensa, se encontraron con una respuesta inesperada.
Según la tradición, Cepión les dijo: "Roma no paga traidores". Esta frase encapsula la política romana hacia la traición: aunque los romanos podían utilizar a los traidores para sus propios fines, no los recompensaban, ya que la traición era vista como un acto despreciable que no merecía recompensa. Esta política tenía un doble propósito: disuadir a otros de seguir el mismo camino y mantener la integridad moral del Imperio.