A cuatro meses del disparo que recibió en la cabeza mientras cubría una marcha de jubilados, el fotoperiodista Pablo Grillo continúa su rehabilitación en el Instituto Manuel Rocca. Su hermano Emiliano rompió el silencio y describió con crudeza el proceso que atraviesa: "No tiene dificultades motrices, pero sí neurológicas. A veces se tilda, le cuesta estar atento. No puede comer y escuchar música al mismo tiempo".

El impacto de un cartucho de gas lacrimógeno le generó graves daños frontales que alteraron no solo sus funciones cognitivas, sino también su personalidad. "Es otro Pablo. Nos cuesta aceptarlo. Lo vemos, es él, pero ya no reacciona como antes", dijo Emiliano en diálogo con Futurock.

"Está más animado, pero necesita una prótesis": el parte del padre

Por su parte, Fabián Grillo, padre de Pablo, también se refirió al estado de salud de su hijo. Confirmó que está a la espera de una operación para colocarle una prótesis craneal y que continúa realizando ejercicios de kinesiología y terapia ocupacional. "Está más animado", sostuvo.

Sin embargo, la familia vive con preocupación la falta de avances institucionales. "Hasta ahora, nadie del Gobierno nacional se comunicó con nosotros. Absolutamente nadie", remarcó Fabián, y pidió mayor sensibilidad por parte de las autoridades.

Indagatoria al gendarme y cautela médica

La Justicia citó a declaración indagatoria al cabo Héctor Guerrero, el gendarme señalado como autor del disparo que hirió a Grillo. El efectivo ya tiene prohibido salir del país, aunque la familia se mantiene cauta: "Esperamos que la jueza esté a la altura", dijo el padre del fotógrafo.

Por recomendación médica, Pablo no declarará por el momento en la causa. "Debe enfocarse en su rehabilitación y evitar cualquier tipo de presión emocional o estímulo excesivo", explicaron desde el entorno familiar.