Cuerda: una obra que explora los nudos invisibles del cuerpo y la memoria
En el Teatro Alberdi, una nueva puesta de danza contemporánea invita al público a sumergirse en un viaje íntimo, donde el movimiento, la tensión y el silencio dialogan con la búsqueda de identidad.
Una propuesta que conecta cuerpo, memoria y transformación
La obra Cuerda, dirigida por Pablo Vignoli, se presenta los días 23 y 30 de noviembre, a las 20 horas, en el escenario del Teatro Alberdi. La propuesta reúne a un elenco de intérpretes integrado por Ana Carolina Represas, Carlos Acevedo, Elisa Martínez, Martín Abregú y Romina López, quienes construyen una narrativa física cargada de simbolismo, introspección y sensibilidad.
Con una estética que combina tensión, desnudez emocional y un lenguaje corporal preciso, la pieza se convierte en una experiencia que desafía al espectador desde lo íntimo.
Las entradas pueden adquirirse en la boletería del teatro o a través de la plataforma digital de Entradanet.
La sinopsis propone una premisa profunda: una cuerda áspera que roza la piel y activa memorias que permanecían ocultas. Desde allí, la obra despliega un recorrido emocional en el que el cuerpo se enreda, se resiste y, finalmente, encuentra la posibilidad de liberarse.
El espectáculo explora los nudos invisibles que nos conectan con otros, con heridas pasadas y con antiguas versiones de nosotros mismos. A través del movimiento, se revelan tensiones internas y silencios que abren paso a un proceso de maduración basado en la ruptura, la aceptación y la reconstrucción.H2: Danza contemporánea como espejo emocional
Danza contemporánea como espejo emocional
Cuerda se posiciona como una propuesta clave dentro de la agenda artística local, combinando elementos de danza contemporánea, metáforas visuales y una dramaturgia que interpela al público desde la sensibilidad. La obra invita a reflexionar sobre el peso que cargamos, los vínculos que moldean nuestra identidad y la posibilidad de soltar lo que ya no nos pertenece.
Es un espectáculo que se destaca por su fuerza poética y su capacidad para convertir el movimiento en un espejo emocional.