La llegada inesperada de la nieve al cerro San Javier despertó una verdadera ola de entusiasmo en Tucumán. Desde temprano, cientos de familias y visitantes decidieron subir para disfrutar del paisaje blanco y captar sus mejores fotos. El efecto fue inmediato: el tránsito en la ruta hacia el cerro se congestionó durante casi toda la jornada, con largas colas de vehículos avanzando a paso lento y recomendaciones de precaución para quienes se animaran a ascender.

La primera vez que muchos tucumanos vieron la nieve

Para muchos niños, la nieve fue algo más que un fenómeno climático: un sueño cumplido. Entre bufandas, guantes mojados y muñecos improvisados, la alegría se palpaba en el aire. Néstor, un chico que viajó con su familia desde la capital, confesó que la emoción de ver la nieve en vivo superaba lo que había imaginado en las películas. Por su parte, Luz, de nueve años, no pudo evitar las lágrimas al cumplir el anhelo que tanto había esperado. Su tío, un taxista, interrumpió su trabajo para llevarla y compartir esa felicidad.

Un día para recordar en familia

La escena en San Javier fue una postal cálida y divertida: muñecos de nieve con narices de zanahoria y ojos de cáscara de naranja, abrazos apretados bajo los copos que caían suavemente, y hasta un gorila disfrazado que animó a los más chicos. Decenas de familias aprovecharon la oportunidad para vivir una experiencia poco común en la provincia, haciendo de este día una jornada inolvidable para tucumanos de todas las edades.