Néstor Soto, acusado del femicidio de Catalina Gutiérrez, confesó este martes durante el juicio oral y brindó un relato estremecedor de los hechos. Según su testimonio, la asesinó con una maniobra de estrangulamiento tras una discusión en su departamento en Córdoba el pasado 17 de julio.

"Se me apagó la tele", afirmó al intentar explicar su accionar en medio de lo que describió como un estado de desconexión emocional.

La pelea habría comenzado cuando Catalina le reclamó por no haberla invitado a una reunión con amigos. En su relato, Soto detalló que la discusión escaló hasta que él reaccionó con violencia. "Me enojé y le dije: ‘Tomátela'. Ahí ella se enojó y me dio una cachetada", contó.

Tras ello, aplicó la maniobra del "mataleón" hasta dejarla inconsciente. "Lo hice fuerte y lo dejé de hacer. No es que me cayó la ficha. En ningún momento paró ese estado de emoción", admitió.

Intento de encubrimiento y simulación de inocencia

Luego del crimen, Soto intentó prenderse fuego junto al cuerpo, pero no lo logró. "Pensé en matarme, agarrar el auto y chocar. Vi el alcohol arriba de la heladera y me lo tiré. Prendí un fósforo, pero no me dieron los huevos", confesó.

Subió el cadáver a su auto y lo abandonó en un descampado en el barrio Ampliación Kennedy. Posteriormente, fingió desconocer lo ocurrido y hasta llegó a abrazar a la madre de la víctima en la comisaría. "Me daba asco, me sentía sucio", expresó.

El pedido de perdón y el quiebre en el juicio

Durante la audiencia, Soto se quebró y expresó su remordimiento: "Perdón por no haber tenido los huevos en el momento de decir que maté a una persona". También confesó que, en la comisaría, pidió ver al padre de Catalina. "Lo primero que le dije a la Policía fue: ‘¿Dónde está Marcelo?' Para que me mate", recordó.

Soto, de 22 años, era oriundo de Bariloche y estudiaba Arquitectura en la Universidad Nacional de Córdoba junto a Catalina. En su primera declaración, había asegurado que ella era "el amor de su vida".