Un dato determinante surgió en el caso de Nahuel Gallo, el gendarme argentino detenido en Venezuela desde diciembre de 2024. Renzo, un hombre argentino-israelí que pasó varios meses preso en ese país, aseguró en diálogo con TN Internacional que vio personalmente a Gallo dentro de la cárcel y compartió pabellón con él.

"Quiero que sepan cómo es la realidad ahí", comenzó Renzo, quien describió el encierro extremo al que son sometidos los detenidos. Contó que durante semanas solo escuchaba voces detrás de pequeñas ventanas con rejas, sin poder ver rostros, hasta que un movimiento interno en el penal ubicó a Gallo en la celda 22, justo enfrente de la suya. "Recién ahí pude verle bien la cara y reconocerlo", afirmó.

Según su relato, Gallo se convirtió rápidamente en una figura importante entre los presos: "A pesar de todo, tenía un ánimo increíble. Era muy orgulloso de ser argentino". Incluso recordó una noche en la que, desafiando la prohibición de los custodios, los detenidos cantaron los himnos de sus países. "Gallo cantó el himno argentino y todos lo acompañamos. Gritamos libertad", relató.

Denuncias por secuestros y pedido urgente al Gobierno argentino

Renzo sostuvo que él y los demás presos son víctimas de un "método sistemático del régimen venezolano": "No fuimos detenidos; fuimos secuestrados. Esa es la palabra". Además, alertó sobre el riesgo que corren quienes siguen dentro del penal y criticó la falta de información oficial: "Si uno no dice dónde están Nahuel, mi mujer, Carlos Cañas o los demás, ellos siguen haciendo lo que hacen porque nadie pregunta por esas personas".

Pidió a los organismos internacionales -ONU, OEA y organizaciones de derechos humanos- que exijan datos sobre los detenidos. También reclamó al Gobierno argentino que no abandone el caso: "A Milei le pido que no pare. Que siga exigiendo la liberación de Nahuel y de los más de 800 presos políticos que la ONG Foro Penal registra en Venezuela".

Gallo fue arrestado el 8 de diciembre de 2024 tras ingresar desde Colombia. El régimen chavista lo acusa de participar en planes "desestabilizadores", una versión rechazada por Buenos Aires, que sostiene que el viaje solo buscaba visitar a su pareja y a su hijo. El caso escaló al punto de convertirse en un símbolo de la tensión diplomática entre Argentina y Venezuela, con Javier Milei acusando al chavismo de "tomar rehenes extranjeros".