La inflación de mayo marcó un 1,5%, el índice más bajo en cinco años. Sin embargo, este promedio esconde una realidad preocupante: los servicios esenciales aumentaron un 2,7%, casi el doble del promedio, y afectan cada vez más el presupuesto de los hogares.

Mientras los alimentos subieron solo 0,5%, gracias a una baja estacional en frutas y verduras, rubros como salud, transporte, educación, tarifas y comunicación presionaron hacia arriba. En los últimos 12 meses, los servicios se encarecieron un 72,4% frente al 33,1% de los bienes.

"Desde que asumió Milei, los servicios suben más que los bienes", explicó Claudio Caprarulo, economista de Analytica. Según Gonzalo Carrera, de Equilibra, esto se debe en parte al ancla cambiaria que frenó los precios de bienes importados, mientras que los servicios -sobre todo los privados- siguen un ritmo inflacionario más inercial.

El "efecto tijera" y el nuevo esquema de consumo

Según un informe de la UBA, durante el primer año del gobierno libertario el gasto en servicios en los hogares pasó del 49% al 59%, restando margen para otros consumos. Este fenómeno se conoce como "efecto tijera": mientras los ingresos no crecen al ritmo de los aumentos, los hogares recortan lo que pueden -en general, en alimentos y bienes no esenciales- para cubrir servicios que no pueden dejar de pagar.

En un año, las tarifas de gas subieron 631%, la luz 390%, el transporte 707% y el agua 350%. En contraste, el gasto en alimentos aumentó 129% en el mismo período.

Este cambio de estructura en el gasto familiar también repercute en el estancamiento del consumo masivo. A su vez, sectores con mayores ingresos aprovecharon la apreciación del peso para consumir bienes durables o viajar, lo que amplió la brecha entre distintos grupos sociales.

"Los hogares no están gastando menos, sino distinto: priorizan tarifas, alquileres o salud y resignan alimentos o bienes", resumió Carrera.