En su primera misa navideña como Pontífice, León XIV lanzó un fuerte mensaje humanitario desde la Basílica de San Pedro y llamó a tocar la "carne sufriente" de los desplazados y las personas sin techo.

El papa León XIV celebró una histórica misa de Navidad en el Vaticano y utilizó su homilía para hacer un contundente llamado a la paz, con especial foco en la crisis humanitaria en Gaza. Ante una multitud de fieles reunidos en la Basílica de San Pedro, el Pontífice denunció la violencia de los conflictos armados y cuestionó a quienes los promueven desde discursos grandilocuentes.

Bajo las imponentes bóvedas del templo, y tras más de tres décadas sin que un papa encabezara esta celebración navideña, León XIV marcó el tono de su pontificado con un mensaje de fuerte contenido social y político, centrado en el sufrimiento de las poblaciones civiles.

El dolor de Gaza y las víctimas invisibles de la guerra

Durante su mensaje, el papa se refirió de manera directa a la situación en Medio Oriente y puso el foco en la vida cotidiana de quienes padecen el conflicto. "¿Cómo no pensar en las tiendas de Gaza, expuestas desde hace semanas a la lluvia, al viento y al frío?", expresó, al describir la crudeza de la emergencia humanitaria.

"Frágil es la carne de las poblaciones indefensas, probadas por tantas guerras en curso o terminadas que dejan escombros y heridas abiertas", afirmó el Pontífice, subrayando el impacto duradero de los enfrentamientos armados sobre la vida de los civiles.

Navidad, empatía y un llamado a la solidaridad

León XIV sostuvo que el verdadero sentido de la Navidad está en la empatía y la cercanía con el sufrimiento ajeno. "Jesús quiere que toquemos la miseria humana, que toquemos la carne sufriente de los demás", señaló, ampliando su mirada hacia los refugiados, los desplazados y las personas en situación de calle en las grandes ciudades del mundo.

El papa también dedicó un mensaje a los jóvenes soldados enviados a combatir. "Ellos advierten la insensatez de lo que se les pide y la mentira que impregna los discursos de quienes los mandan a morir", afirmó, en uno de los pasajes más duros de su homilía.

Al cerrar la ceremonia, León XIV remarcó que la paz no surge únicamente de acuerdos diplomáticos. "La paz de Dios nace de un sollozo acogido, de un llanto escuchado; nace entre ruinas que claman una nueva solidaridad", concluyó, e instó a la Iglesia a ser misionera, cercana y alejada de toda palabra prepotente.