El juicio por abuso sexual contra Franco Trapani y Álvaro Rodríguez, quienes fueron denunciados por Carolina Monteros, comenzó el pasado 1 de octubre, después de nueve años de espera. El caso llegó a juicio oral.

Monteros tenía 19 años cuando fue víctima del abuso, mientras que los acusados son hijos de familias con poder económico y político. La víctima fue revictimizada por la dilación judicial, de modo que el proceso le causó depresión e internaciones. Hoy, con 28 años, afirma estar "de pie" después de la larga espera.

La noche del 3 de julio, la vida de Carolina cambió para siempre, ya que el regreso de un boliche se convirtió en una trampa. Un auto y la complicidad de quienes la rodeaban la llevaron a una casa de la cual no pudo escapar. Allí se produjo el abuso sexual agravado por dos hombres.

La causa estuvo paralizada durante años, puesto que la falta de justicia prolongó su dolor. Uno de los imputados, Franco Trapani, es director en FGF TRAPANI S.A., una de las principales empresas citrícolas de Tucumán. Por lo tanto, el poder de los acusados influyó en la lentitud del proceso.

La sobreviviente convirtió el expediente en una bandera de resistencia, por lo cual la sentencia en el juicio será clave para su reparación. Su caso busca inspirar a otras víctimas que atraviesan procesos largos y dolorosos.

"Vengo luchando sola hace seis años", expresó Carolina Monteros hace cuatro años, cuando decidió hablar públicamente de lo que había denunciado en 2016.

El impacto en su vida fue devastador. En aquel momento contó que sufrió depresión, las internaciones y aislamiento. "Viví presa de un proceso que no avanzaba. Morí muchas veces en estos nueve años", le dijo días antes del juicio a La Nota.