Freno total al gasto: el plan del Gobierno para llegar con calma al 7 de septiembre
Con la mira puesta en el 7 de septiembre, el oficialismo apuesta a una economía bajo control: dólar contenido, inflación baja y una estrategia monetaria agresiva para evitar sobresaltos en plena campaña.
El Gobierno se juega una carta fuerte para atravesar sin sobresaltos las tres semanas previas a las elecciones en la provincia de Buenos Aires. Bajo la orden de "que no sobre un peso", el equipo económico de Luis Caputo acelera un plan de ajuste monetario severo: tasas altísimas, dólar contenido y liquidez al mínimo.
El objetivo es claro: evitar cualquier sacudón financiero antes del 7 de septiembre, cuando se definan las urnas en el principal bastión kirchnerista del país.
Qué medidas tomó el Gobierno para secar la plaza
Entre las acciones principales se destacan:
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Suba de encajes bancarios: es la segunda en menos de un mes, lo que reduce drásticamente la disponibilidad de pesos para préstamos.
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Nueva licitación de deuda del Tesoro: busca absorber parte de los $6 billones que no fueron renovados en la última licitación.
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Tasas de interés en alza: ya tocan el 70% anual, con inflación esperada del 20% en 12 meses. La diferencia, por ahora, sirve para sostener la calma cambiaria.
La lógica del equipo económico es que estos pesos, si quedan sueltos, pueden ir directo al dólar y generar turbulencias justo antes de los comicios. "No vamos a permitir que desestabilicen el sistema", afirmó el secretario de Finanzas, Pablo Quirno.
Un dólar a la baja, pero a un costo alto
El tipo de cambio oficial cayó de $1.380 a $1.310 en apenas dos semanas. ¿La razón? La combinación de mayores tasas en pesos y mejoras en la oferta del agro, incentivada por las recientes bajas en las retenciones.
Sin embargo, mantener ese precio del dólar exige mantener tasas altísimas, algo que no es sostenible en el tiempo sin generar efectos negativos en la economía real: caída del crédito, más morosidad, freno en la actividad y presión sobre el endeudamiento del Tesoro.
Qué pasa si el plan no funciona
El Gobierno apuesta a un escenario post-7 de septiembre más despejado: si LLA y el PRO logran una victoria clara, podrían mejorar las expectativas y hasta generar una reacción positiva en los mercados. Pero si no hay un resultado contundente, el ruido se prolongaría hasta las legislativas del 26 de octubre.
Mantener este nivel de tasas por tanto tiempo también tiene costos crecientes: paraliza la economía, encarece la deuda y genera tensiones en la cadena de pagos.
El dato que entusiasma al Gobierno: la inflación
A pesar de la tensión financiera, la inflación núcleo de julio fue de solo 1,5%, el nivel más bajo en 8 años. Las consultoras proyectan un 2% para agosto, lo que da algo de oxígeno para sostener este apretón monetario sin desatar una espiral de precios.
El Gobierno quiere que los bonaerenses lleguen a votar con un dólar estable y sin sobresaltos inflacionarios. Ese es, por ahora, el principal activo que exhibe la gestión económica libertaria.