Joe Biden y Donald Trump participaron en un acalorado debate que destacó sus marcadas diferencias en temas domésticos y de política exterior. Ambos candidatos se mantuvieron fieles a sus bases electorales y no se dieron una clara ventaja en esta confrontación pública.

Desde el inicio, el debate mostró la preparación de cada uno: Biden se adhirió a su guion, preparado en Camp David, mientras que Trump confió en su habilidad para improvisar. Durante las intervenciones de Biden, Trump sonreía y gesticulaba, y viceversa. Ambos candidatos respetaron las reglas y no interrumpieron a los moderadores de CNN, Jake Tapper y Dana Bash.

El primer tema abordado fue la economía. Biden defendió su programa de gobierno, mientras que Trump criticó la inflación actual. Sobre el aborto, Trump se mostró más flexible que en su administración anterior, mientras que Biden defendió los derechos reproductivos. En el tema de la migración, Biden utilizó argumentos legales ya empleados por Trump para controlar la migración indocumentada, mientras que Trump afirmó que la situación en la frontera era grave, algo que Biden desmintió.

Ninguno de los candidatos cometió errores significativos y se dirigieron a sus públicos electorales con un tono que buscaba atraer al voto independiente. Las encuestas muestran a Trump ligeramente por delante, pero dentro del margen de error, lo que deja a ambos candidatos con cinco meses para asegurar su victoria en noviembre.