En el día de San Cayetano, cientos de tucumanos se acercaron a realizar sus pedidos al Santo. La Parroquia, ubicada en Brigido Terán al 900, abrió sus puertas desde las 6:30 de la mañana y, pese al mal clima, la convocatoria fue masiva. Las misas comenzaron temprano y la más importante tendrá lugar a las 16 hs, seguida por la tradicional procesión por las calles aledañas.

Desde muy temprano, las filas de fieles no dejaban de crecer. Algunos llegaban con paraguas en mano, otros simplemente desafiaban el agua con tal de cumplir la promesa: agradecer o pedir. 

Entre rezos y emoción, una frase se repetía una y otra vez: "Vengo a agradecer por el trabajo y el pan de cada día".

Testimonios que retratan la realidad social

En cada rostro, una historia. Como el de una mujer que, emocionada, agradecía que su hijo haya conseguido trabajo después de un largo período de desempleo. O la señora que, con orgullo, contaba que su hija se recibió de enfermera y venía a dar gracias.

Pero también hubo pedidos cargados de preocupación. Una jubilada compartió que sus dos hijos están sin empleo hace más de un año, tras el cierre de la empresa donde trabajaban. 

"Tiramos como podemos. Ahora yo tengo que ayudar a mis hijos, no al revés", relató con crudeza.

La constante: todos, sin excepción, mencionaban el deseo de salud, unión familiar y trabajo digno. La situación actual del país resuena en cada oración. La devoción se mezcla con la necesidad.

Pan, fe y solidaridad: lo que no falta

A lo largo de la jornada, voluntarios del templo repartieron pan a los asistentes, en honor a San Cayetano, el santo del pan y del trabajo. Este gesto simbólico se convirtió en un momento de reflexión colectiva.

"Hoy tengo para comer, pero hay muchos que no. Hay que ser solidarios", expresó una mujer que no dudó en compartir su testimonio.

La palabra "empatía" se repitió con fuerza. Varios fieles remarcaron la importancia de ayudar al otro en tiempos difíciles. "La ropa que no usamos, la comida que sobra, todo puede servir a alguien más. Hoy estamos bien, pero mañana no se sabe", expresó otra tucumana.

San Cayetano, un símbolo que trasciende el tiempo

San Cayetano falleció un 7 de agosto de 1547, pero su figura se consolidó en Argentina a partir de la década del 30, de la mano de los trabajadores inmigrantes y el movimiento obrero. Desde entonces, su devoción no ha parado de crecer, especialmente entre quienes ven en él un refugio espiritual frente a la incertidumbre económica.

En un contexto donde la pérdida de empleos crece mes a mes -con más de mil puestos industriales perdidos desde marzo, según cifras oficiales-, el santuario se convierte en un espacio de encuentro, resistencia y esperanza.