El mundo despidió al papa Francisco: emotiva ceremonia en el corazón de Roma
Cientos de miles de personas acompañaron el último adiós al pontífice argentino en una despedida cargada de emoción, líderes mundiales y gestos de fraternidad.
Apenas días después de su última misa de Pascua, Francisco fue despedido en una emotiva ceremonia que reunió a más de 200.000 personas en la Plaza de San Pedro. El Vaticano se transformó en un escenario de homenaje espontáneo, donde fieles y no creyentes pasaron la noche en vela para rendir tributo al papa que llevó la Iglesia a la calle y abrazó a los más vulnerables.
Desde las primeras horas del sábado, peregrinos de todo el mundo se acomodaban en la plaza para participar de una misa solemne y sencilla, tal como Jorge Bergoglio había deseado. El cardenal Giovanni Battista Re, encargado de oficiar el funeral, recordó el legado del pontífice como impulsor de una "cultura de la fraternidad" frente a la indiferencia social.
Encuentros políticos en un adiós global
Más allá de la emotividad, el funeral de Francisco también fue escenario de un inédito cruce diplomático. Líderes como Donald Trump, Volodímir Zelenski, Emmanuel Macron, los reyes de España Felipe VI y Letizia, Javier Milei, Luiz Inácio Lula da Silva y otros mandatarios latinoamericanos participaron de la ceremonia.
Entre las anécdotas políticas destacadas, Trump y Zelenski se encontraron brevemente en el interior de la Basílica de San Pedro, en medio de tensas negociaciones internacionales. A pesar de estos encuentros, el Vaticano buscó que el centro de la jornada fuera el homenaje al pontífice argentino, en una ceremonia sobria y profundamente humana.
El último viaje de Francisco por las calles de Roma
Cumpliendo su último deseo de ser despedido "con dignidad, pero como todos los cristianos", el féretro de Francisco atravesó las calles de Roma en un papamóvil abierto, permitiendo a los fieles decirle adiós una vez más.
El cortejo llegó a la Basílica de Santa María la Mayor, donde, tras emotivos ritos finales, el ataúd fue sepultado bajo una losa de mármol de Liguria, tierra de sus raíces familiares. Así concluyó el capítulo final de un pontificado que marcó la historia: el del primer papa latinoamericano, el hombre que soñó con una Iglesia más cercana a todos.