Andrea Flavia Penelope Jordan, encargada de la inmobiliaria que facilitó el alquiler de la casa, había testificado previamente sobre el proceso de alquiler. Según Jordan, Maradona se encontraba buscando un lugar para residir por un corto periodo de tiempo, con un presupuesto limitado de 20.000 dólares. Las hijas del exfutbolista jugaron un rol importante en la elección de la propiedad, aunque Giannina Maradona fue quien participó más activamente en las videollamadas para visualizar la casa.

Jordan relató cómo fue el proceso de selección, incluyendo diversas videollamadas para garantizar que la propiedad cumpliera con las expectativas del futbolista. La preocupación por la privacidad y la seguridad también fueron temas clave durante la negociación.

El testimonio del dueño de la casa

Santiago Giorello, propietario de la vivienda en cuestión, también brindó su declaración en diciembre de 2020. El dueño de la propiedad explicó que la decisión de alquilar la casa a Maradona fue impulsada por necesidades económicas. Tras ser contactado por un vecino interesado en alquilarla, Giorello aceptó sin saber inicialmente que el inquilino sería el ídolo del fútbol. Al enterarse de que Maradona sería quien ocuparía la casa, Giorello expresó sus dudas debido a la situación médica del exfutbolista, pero finalmente accedió al alquiler.

El propietario indicó que, tras el acuerdo con la inmobiliaria, procedió a embalar sus pertenencias y cerrar una habitación del primer piso para preservar sus efectos personales. Sin embargo, tras el trágico fallecimiento de Maradona, Giorello se puso a disposición de los representantes del futbolista, pero nunca recibió respuesta de ellos.

Este testimonio resalta el contexto en el que Diego Maradona pasó sus últimos días, y cómo la logística detrás de su arribo a la casa fue tan significativa como el propio desenlace de su vida.