Entre las apps y los alquileres temporarios: por qué los telos están en crisis en Buenos Aires
Más de 40 "telos" cerraron en las últimas dos décadas en CABA. La tecnología, el valor del suelo y el boom de los alquileres temporarios cambiaron para siempre la manera en que las parejas buscan intimidad.
Los albergues transitorios, alguna vez símbolo de privacidad y encuentro íntimo en Buenos Aires, atraviesan su momento más crítico. Un informe de Telenoche reveló que al menos 40 hoteles alojamiento cerraron en CABA en los últimos 20 años, con un fuerte impacto durante la pandemia.
Durante los años 70 y 80, los telos eran una institución: económicos, discretos y clave para quienes no tenían espacio propio. Jóvenes, parejas sin vivienda estable o quienes buscaban un momento de privacidad encontraban allí una opción accesible.
Pero, con el paso del tiempo, ese modelo comenzó a desmoronarse. La gentrificación, el aumento del precio de la tierra y los cambios culturales se combinaron con un fenómeno que transformó por completo las prácticas íntimas: la tecnología.
Aplicaciones como Tinder, Grindr y otras plataformas de citas permitieron que las personas se encuentren y coordinen encuentros sin necesidad de salir de sus casas. A eso se sumó el fenómeno de los alquileres temporarios, que ofrecen privacidad y comodidad por pocas horas o días.
Para muchos propietarios de telos, sostener el negocio dejó de ser rentable. Uno de los dueños entrevistados por Telenoche contó que su exhotel, ubicado en Almagro, hoy abandonado, tiene un valor de mercado superior a tres millones de dólares, cifra que demuestra lo codiciado que es el suelo porteño.
¿Crisis del sexo o transformación de las costumbres?
La caída del número de telos no necesariamente implica que las parejas tengan menos sexo, sino que la intimidad se busca de otras maneras. La educación sexual, la mayor libertad para hablar de deseos y prácticas, y la diversidad de opciones tecnológicas cambiaron las dinámicas de encuentro.
Mientras algunos establecimientos se adaptan con propuestas más sofisticadas o de lujo, el modelo tradicional está cada vez más lejos de las costumbres actuales. Hoy, la intimidad ya no depende de un cuarto por hora, sino de un abanico mucho más amplio de alternativas.
Lo que ocurre en CABA refleja un fenómeno global: las prácticas sexuales no se extinguen, se transforman.