Crisis juvenil: crece la desocupación y 2 de cada 3 jóvenes viven en hogares pobres

El desempleo entre jóvenes llegó al nivel más alto en cuatro años. La informalidad, la pobreza y la falta de oportunidades golpean con fuerza a una generación cada vez más excluida.

Los últimos datos del INDEC revelan un panorama alarmante: los jóvenes lideran la desocupación en Argentina, con tasas que más que duplican el promedio general. En el primer trimestre de 2025, el 19,2% de las mujeres jóvenes y el 15,1% de los varones estuvieron desempleados. Es el registro más alto desde la pandemia y se da en un contexto de fuerte caída del empleo registrado durante la gestión de Javier Milei.

Además, casi el 60% de la juventud trabaja en la informalidad, sin aportes ni protección laboral, y dos de cada tres jóvenes no lograron cubrir la canasta básica total. La falta de empleo de calidad y la precarización explican el deterioro social de una franja etaria que queda atrapada entre la pérdida de oportunidades y la reducción del consumo.

El mercado laboral no da tregua: más precariedad y menos ingresos

Entre noviembre de 2023 y marzo de 2025 se perdieron casi 200 mil puestos registrados, mientras crecieron los monotributistas (+75 mil), muchos en condiciones de fraude laboral, según especialistas. Al mismo tiempo, el 59,7% de las mujeres jóvenes y el 57,9% de los varones no tienen aportes jubilatorios.

A esto se suma la implementación de la reforma laboral incluida en la Ley Bases, que extendió el período de prueba, flexibilizó los despidos e impulsó el reemplazo de indemnizaciones por fondos financieros.

Pese a trabajar casi la misma cantidad de horas que el resto de la población, los jóvenes ganan en promedio un 30% menos, siendo las mujeres las más afectadas por la doble carga laboral: empleo precario y tareas domésticas no remuneradas.

Más pobreza e indigencia entre los jóvenes

La crisis golpea con más fuerza en los sectores populares. Según el Centro RA (UBA-CONICET), el 62% de los jóvenes vive en la pobreza y la indigencia trepa al 20%. La falta de ingresos reales, el desempleo persistente y el trabajo informal consolidan un modelo de exclusión estructural que ya supera los niveles de la pandemia.

En este contexto, no sorprende que el 43% de los jóvenes de barrios populares haya comenzado a trabajar antes de los 15 años, en su mayoría en condiciones informales. Las oportunidades de romper el círculo de pobreza parecen cada vez más lejanas para una generación que arrastra desigualdades, falta de perspectivas y una economía que no los incluye.

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