La producción de yerba mate vive uno de sus peores comienzos de año. En el primer trimestre de 2025, la cosecha se desplomó más del 30% en comparación con el mismo período de 2024, según datos del Instituto Nacional de la Yerba Mate (INYM). Esta brusca caída afecta principalmente a las provincias de Misiones y Corrientes, corazón del cultivo yerbatero, donde muchos productores directamente optaron por no levantar la cosecha.

La decisión responde a una lógica dura pero clara: los precios actuales de la hoja verde -que oscilan entre $230 y $300 por kilo- no alcanzan para cubrir los costos de producción. En este contexto, muchos trabajadores rurales consideran que cosechar es perder plata.

Plazos de pago imposibles y mercado interno en baja

A la ecuación de precios desfavorables se le suma otro factor crítico: las condiciones de pago. Muchos compradores ofrecen plazos de entre 60 y 90 días, o pagos en hasta 12 cuotas sin interés. Esto ahoga aún más a los pequeños y medianos productores, que necesitan liquidez inmediata para sostener sus actividades.

Por otro lado, el consumo interno tampoco ayuda. Durante todo 2024, las ventas de yerba mate dentro del país cayeron un 11%, con una comercialización total de 238 millones de kilos. Es el volumen más bajo desde 2016 y marca una tendencia preocupante en un producto históricamente arraigado en la cultura argentina.

Exportaciones: luces y sombras para el sector

En contraste con el panorama local, las exportaciones cerraron 2024 con un récord: se enviaron al exterior más de 41 millones de kilos, lo que representó un crecimiento del 13% respecto al año anterior. Sin embargo, este impulso no logró sostenerse en 2025, ya que en los primeros meses del año también se registró una baja de entre el 15% y 16% en los envíos internacionales.

Esto evidencia una desaceleración general que golpea por todos lados: ni el consumo interno ni el externo logran sostener una actividad históricamente vital para el noreste argentino.