La víctima habló de hostigamiento y miedo extremo
La joven periodista tucumana que denunció a exjugadores de Vélez volvió a la fiscalía y expuso el grave impacto psicológico que atraviesa.
La denunciante se presentó de manera espontánea ante la fiscal Adriana Reinoso Cuello y dejó un relato crudo sobre cómo vive desde que radicó la denuncia por violación contra cuatro exjugadores de Vélez Sarsfield. Lejos de centrarse en pericias o tecnicismos, describió un proceso judicial que, según sostuvo, se transformó en una tortura psicológica.
En una nota escrita por José Inesta para TN, el periodista relató que quebrada, la víctima aseguró que convive a diario con pensamientos suicidas y que la presión mediática y judicial la empujó a un límite extremo. "No puedo más", expresó, al advertir que la investigación dejó de enfocarse en el abuso denunciado para ponerla a ella bajo la lupa, junto a su entorno más cercano.
Secuelas profundas y un proyecto de vida truncado
Durante su declaración, la joven detalló las consecuencias físicas y emocionales que arrastra desde el hecho ocurrido en un reconocido hotel de San Miguel de Tucumán. Habló de miedo, ansiedad y rechazo al contacto sexual, además de una fuerte alteración en su vida cotidiana.
También señaló el impacto en su carrera profesional: dijo haber perdido credibilidad y sentir que su futuro personal quedó arrasado. Un informe psicológico incorporado al expediente respalda su relato y confirma un diagnóstico de Trastorno de Estrés Postraumático, con depresión, ansiedad elevada e ideación suicida persistente.
Además, la denunciante describió las secuelas psicológicas y físicas que padece tras el hecho. "Le tengo pánico a menstruar", dijo.
La denuncia por escarnio público y filtraciones
La querella, a cargo de la abogada Patricia Neme, denunció una maniobra de la defensa de uno de los imputados que incluyó la difusión de una denuncia paralela, filtrada a medios digitales, con datos personales, chats privados y acusaciones sin sustento.
Al final de su declaración, temblando e invadida por la ansiedad, la joven dijo: "Gracias a Dios que tengo pruebas de lo que me hicieron estos jugadores, sangre, lesiones constatadas, un short entregado por mi propio papá con pruebas genéticas, todas pruebas objetivas. Cómo puede ser que ni siquiera con esa pruebas la causa haya sido elevada a juicio. ¿Cuántas mujeres más tenemos que morir para que las instituciones funcionen?"
Según la presentación, esta estrategia tuvo como objetivo desacreditar a la víctima y exponerla públicamente, generando un clima de hostigamiento constante. La joven sostuvo que esa presión no solo la afectó a ella, sino también a amigas y testigos, que se alejaron tras allanamientos y el secuestro de sus teléfonos.
Un pedido urgente a la Justicia
En el cierre de su declaración, la denunciante reclamó respuestas concretas y cuestionó la falta de avances en la causa, pese a la existencia -según afirmó- de pruebas objetivas incorporadas al expediente. La querella pidió la detención del imputado Florentín Bobadilla por entorpecer la investigación y violar las restricciones vigentes.
Conmovida, la joven dejó una pregunta abierta que resume su desesperación: "¿Cuántas muertes más tienen que seguir, tiene que seguir la mía, cómo fue la de Paola Tacacho y Karla Robles para encontrar justicia?"