Menos nacimientos, más jubilados: el desafío que pone en jaque al sistema previsional argentino
La Argentina atraviesa una transformación demográfica profunda: cada vez nacen menos chicos y la población vive más años. Esta combinación empieza a tensionar seriamente la sustentabilidad del sistema previsional, que ya enfrenta un delicado equilibrio entre aportantes y jubilados.
Caída histórica de la natalidad en el país
La baja en los nacimientos no es nueva, pero sí sostenida. En los últimos años, la tasa de natalidad cayó a un piso histórico: alrededor de 11 nacimientos cada mil habitantes, el nivel más bajo de las últimas décadas. En números concretos, en 2023 se registraron poco más de 460 mil nacidos vivos, casi la mitad que a comienzos de los años 2000.
En paralelo, la tasa de fecundidad descendió a 1,36 hijos por mujer, muy por debajo del nivel necesario para el recambio generacional. Además, la maternidad y la paternidad se postergan y crecen los hogares unipersonales, una señal clara del cambio en las dinámicas familiares.
Más longevidad y menos aportantes
Mientras nacen menos personas, la expectativa de vida sigue en aumento. Hoy, los argentinos viven en promedio cinco años más que en los años 90, y las proyecciones indican que ese número seguirá creciendo. El resultado es una población cada vez más envejecida.
Este escenario impacta de lleno en el sistema jubilatorio: hay menos trabajadores activos aportando y más personas cobrando jubilaciones. Actualmente, la relación es de apenas poco más de un trabajador por cada jubilado, un dato que pone en evidencia la fragilidad del esquema actual, agravado por una informalidad laboral que supera el 40%.
Un debate que cruza empleo, cuidados y previsión social
Especialistas coinciden en que el problema no es solo económico, sino también social y cultural. Tener hijos implica costos, tiempo y cuidados que muchas familias hoy no pueden o no quieren asumir sin apoyo del Estado. La falta de políticas de cuidado, licencias parentales cortas y desigualdad en la distribución de tareas siguen siendo obstáculos centrales.
En este contexto, vuelve a escena la discusión sobre una reforma previsional que contemple trayectorias laborales reales, altos niveles de informalidad y mecanismos que garanticen cobertura básica, sin perder de vista políticas que acompañen la decisión de formar familias.
La baja natalidad no es solo un dato demográfico: es una señal de alerta sobre el futuro del trabajo, las jubilaciones y el contrato social en la Argentina.