La industria cárnica argentina encendió las alarmas ante un posible aumento significativo en el precio de la carne vacuna durante la segunda mitad de 2025. Representantes del sector, reunidos por la Mesa de las Carnes, señalaron que la caída del stock bovino -que hoy ronda los 51,6 millones de cabezas, el nivel más bajo desde 2012-, sumada a la escasa oferta de hacienda terminada y una eventual recuperación del consumo interno, podrían generar fuertes subas de precios.

"Si se consolida la recomposición salarial, la demanda interna crecerá y no habrá suficiente hacienda para abastecerla", advirtió a Ámbito Sebastián Bendayán, de la Cámara de Frigoríficos de Santa Fe. Hoy, el 70% de la producción se destina al mercado local.

Falta de incentivos, caída productiva y competencia externa

Desde el sector advierten que el problema es estructural. Ernesto Lowenstein, de UNICA, señaló que el rodeo argentino no crece desde hace décadas, a pesar del aumento poblacional. La falta de políticas de incentivo y la presión impositiva desmotivan al productor, mientras que los frigoríficos operan con márgenes mínimos y capacidad ociosa.

En el plano internacional, Argentina perdió terreno frente a Brasil en el mercado chino, principal destino exportador. "Pagamos hasta un 30% más por el ganado que nuestros competidores", indicó Miguel Jairala, del Consorcio ABC, lo que afecta la rentabilidad y la competitividad del país.

Reclamos por trazabilidad, Senasa y presión fiscal

Los referentes del sector también criticaron el deterioro del Senasa, por falta de personal y recursos. Denunciaron diferencias sanitarias entre plantas de distinto alcance jurisdiccional y competencia desleal que afecta la calidad de la carne.

Dardo Chiesa, de la Mesa de las Carnes, fue categórico: "La pérdida de confianza del productor es clave. Si no hay reglas claras, no habrá inversión". La industria reclama una revisión urgente del régimen impositivo y políticas estables para revertir la crisis.

Con un consumo que podría repuntar, un rodeo estancado y una industria con baja competitividad, el riesgo de un salto en los precios de la carne está más presente que nunca.