Tensión en el oeste canadiense: crecen los movimientos separatistas en Alberta, Saskatchewan y Manitoba

El sueño de independizarse revive en las provincias del oeste canadiense, con Alberta a la cabeza. Los reclamos por injusticias económicas y políticas impulsan un nuevo clima de ruptura.

Canadá enfrenta una nueva ola de reclamos separatistas. Esta vez no viene desde el este, como en las históricas consultas independentistas de Quebec, sino desde el corazón productivo del oeste: Alberta, Saskatchewan y Manitoba. Aunque no se trata de movimientos mayoritarios, su creciente protagonismo en la agenda pública comienza a generar inquietud.

El caso más llamativo es el de Alberta, una provincia con una economía poderosa gracias a su producción petrolera, que ahora pone en duda su continuidad dentro de la federación. Para muchos habitantes, el sistema actual perjudica a los que más aportan.

Alberta lidera la avanzada separatista

Durante años, Quebec fue sinónimo de separatismo. Pero hoy las miradas apuntan a Alberta. Esta provincia produjo en 2023 más del 80% del petróleo canadiense, superando incluso a países como Irán o Irak en volumen diario. Sin embargo, según denuncian desde allí, las políticas del gobierno federal frenan el desarrollo energético y, al mismo tiempo, redistribuyen sus ganancias hacia otras regiones del país.

"El problema central es una sensación de injusticia", explicó el analista Tegan Hill del Instituto Fraser. Según sus cálculos, Alberta transfirió más de 244 mil millones de dólares canadienses al gobierno federal entre 2007 y 2022, mucho más que cualquier otra provincia.

Una reciente encuesta mostró que el 30% de la población albertana apoyaría la independencia, una cifra en aumento respecto a 2021. El dato no pasó desapercibido: el referéndum podría concretarse en 2026.

Manitoba y Saskatchewan también se suman al reclamo

El malestar se replica en provincias vecinas. En Manitoba, un 22% de los encuestados afirmó que votaría por la independencia si se celebrara un referéndum. En Saskatchewan, el clima es similar: votantes conservadores rurales expresan descontento con el gobierno nacional y simpatizan con ideas rupturistas.

A diferencia del separatismo de Quebec, donde existen partidos organizados con décadas de militancia, estos movimientos del oeste todavía se consideran marginales. Aun así, su creciente visibilidad, el respaldo de líderes políticos como la primera ministra de Alberta, Danielle Smith, y la influencia de discursos como el de Donald Trump en Estados Unidos, alimentan un contexto delicado.

Una federación bajo presión

Para Charles Breton, del Instituto de Políticas Públicas de Montreal, no hay una amenaza inmediata de ruptura, pero sí una tensión creciente. "El apoyo a la independencia es minoritario, pero el resentimiento hacia el sistema federal es real", advirtió.

Con provincias clave del oeste sintiéndose perjudicadas, y un contexto político cada vez más polarizado, el rompecabezas canadiense vuelve a mostrar sus fisuras. Y esta vez, las piezas sueltas podrían provenir de su región más rica y productiva.

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