"Necesitamos comida": desesperación en Jamaica tras el paso del huracán Melissa
Black River quedó convertida en una zona de ruinas después del paso del huracán Melissa. Sin electricidad, agua ni alimentos, los sobrevivientes claman por ayuda humanitaria mientras aumenta el número de muertos.
El huracán Melissa, una de las tormentas de categoría cinco más potentes jamás registradas en el Caribe, dejó una escena de devastación total en Jamaica. En la ciudad portuaria de Black River, los sobrevivientes buscan comida entre los escombros y claman por auxilio: "Necesitamos comida, no tenemos comida", repiten con desesperación.
Los vientos feroces y la marejada ciclónica destruyeron viviendas, carreteras y servicios básicos. El 90% de las casas fue arrasado, según informaron las autoridades locales. El hospital, la estación de bomberos y la comisaría quedaron inutilizables.
"Toda la ciudad está devastada", reconoció el alcalde Richard Solomon, quien admitió que, aunque no aprueba los saqueos, entiende la desesperación de la gente que "solo busca sobrevivir".
Supervivencia entre los escombros
Durante los tres días posteriores al paso del huracán, los habitantes de Black River vivieron sin agua, sin luz y sin comida. Muchos entraron a supermercados destruidos para buscar provisiones, mientras otros lanzaban botellas de agua y alimentos desde los techos a quienes esperaban abajo.
"No fuimos egoístas, teníamos que lanzar comida a otras personas", relató Demar Walker, uno de los vecinos que trepó al mercado parcialmente derrumbado para rescatar víveres.
En medio del caos, también se reportaron saqueos a farmacias. "Vi gente llevándose medicinas y alcohol", contó Aldwayne Tomlinson. Las autoridades locales y el ejército intentan recuperar el control mientras se despliegan los primeros helicópteros con ayuda.
Muertos, desaparecidos y aislamiento total
El Gobierno de Jamaica confirmó al menos 19 muertos, aunque las autoridades advierten que la cifra podría aumentar. En Haití, el paso del mismo huracán dejó otras 30 víctimas fatales.
"En mi comunidad hay cadáveres", dijo Walker, quien aún no logra comunicarse con su familia debido a la falta de electricidad y cobertura telefónica. "No hay manera de saber si están bien", agregó con lágrimas.
Los caminos que conectan Black River con la capital, Kingston, permanecen anegados o destruidos. Aunque la ayuda internacional comenzó a llegar al aeropuerto principal, las zonas más afectadas siguen aisladas y sin asistencia inmediata.
"No se trata del dinero, necesitamos comida y agua"
Entre los restos de lo que alguna vez fue una comunidad costera próspera, la gente intenta sobrevivir compartiendo lo poco que queda. "Queremos que Santa Isabel se recupere", dijo Shawn Morris, vecino de la zona. "No se trata del dinero. Necesitamos comida y agua".
Mientras tanto, Jamaica enfrenta una de sus mayores crisis humanitarias en décadas, con miles de familias desplazadas, infraestructura colapsada y una urgencia creciente por la llegada de ayuda internacional.