El petróleo baja, pero la nafta sube: las razones detrás de esta contradicción en el mercado argentino
Aunque el barril de crudo cayó en el mercado internacional, los combustibles volvieron a aumentar en el país. Impuestos, biocombustibles y tipo de cambio explican la brecha.
El precio internacional del petróleo retrocedió en los últimos meses, pasando de valores cercanos a los 74 dólares a menos de 64. Sin embargo, esa caída no se tradujo en un descenso en los surtidores. Por el contrario, en noviembre la nafta aumentó entre un 6 y un 7 por ciento en estaciones de servicio del Área Metropolitana, con incrementos que elevaron la súper a niveles superiores a los $1600 por litro y dejaron a la premium aún más arriba.
Esto se suma a una actualización de casi 50 por ciento en lo que va del año, lo que evidencia que el vínculo entre el crudo y el precio final al consumidor está lejos de ser lineal.
Qué factores empujan el precio de los combustibles
La estructura de costos locales complica la ecuación. Los impuestos al combustible llevan incrementos acumulados significativos y lo mismo sucede con el precio de los biocombustibles, que se han encarecido en torno al 50 por ciento.
Otro punto es el atraso del tipo de cambio mayorista. Con una devaluación que impacta sobre costos dolarizados de refinación, logística o importaciones, una baja en el barril internacional no compensa el salto cambiario de los últimos meses.
Además, desde el sector señalan que existía un retraso de tarifas, por lo que las petroleras aprovecharon noviembre para corregir precios después de un período de contención.
El impacto en la economía y el consumo
El aumento del combustible termina trasladándose al resto de la economía. Suben los costos de distribución, transporte y logística, y esos incrementos terminan reflejándose en el precio final de los productos.
Para los consumidores, significa una reducción del poder de compra en un contexto ya sensible. Para el mercado, abre el debate sobre cómo se ajustan los precios en un rubro que funciona como termómetro del costo de vida.