El Gobierno está terminando el borrador del nuevo código penal y uno de los puntos más sensibles es la posible eliminación de la figura de femicidio como delito específico. La propuesta plantea unificar los homicidios agravados bajo una sola categoría, donde el hecho de que la víctima sea mujer opere como un agravante y no como un tipo penal autónomo.

Según sectores del Ejecutivo, la intención es simplificar la estructura del código y evitar superposiciones entre delitos. Sin embargo, la medida abre un debate profundo sobre su impacto simbólico y jurídico.

Qué implicaría para las políticas contra la violencia de género

Especialistas en derecho y organizaciones feministas alertan que quitar la figura de femicidio sería un retroceso. El tipo penal actual no solo sanciona, sino que visibiliza la violencia machista como un fenómeno estructural, con causas y contextos propios.

Eliminarlo podría afectar el registro estadístico de femicidios, la asignación de recursos específicos y la consolidación de políticas públicas orientadas a la prevención y protección de mujeres en riesgo. También advierten que diluirlo entre otras formas de homicidio impediría dimensionar la gravedad del fenómeno.

Los argumentos del Gobierno

En el oficialismo aseguran que las penas por homicidio agravado serán equivalentes a las del femicidio actual. Consideran que unificar la categoría facilitaría la tarea judicial y reduciría confusiones en la interpretación de los tipos penales.

De todos modos, reconocen que se trata de uno de los puntos más discutidos dentro del proyecto, porque la reacción social puede ser fuerte y marcar el clima legislativo cuando la iniciativa llegue al Congreso.

Qué puede pasar en los próximos días

El Gobierno definirá esta semana la versión final del proyecto. Si decide avanzar con la eliminación de la figura de femicidio, se anticipa un debate político intenso y protestas de organizaciones de mujeres. El tratamiento legislativo será clave para determinar si el agravante propuesto resulta suficiente o si termina debilitando una herramienta central en la lucha contra la violencia de género.